Las obras del Camp Nou, que tenían que permitir al Barça volver a jugar en el campo en noviembre del año 2024 con motivo del 125.º aniversario del Futbol Club Barcelona se están haciendo largas para todo el mundo: el club, los culés, los vecinos de la zona —que tienen que sufrir los ruidos diarios— y los vecinos de Calella, en Barcelona, el municipio donde la empresa constructora ha enviado, alojados en hoteles, a muchos de los operarios que forman parte de la obra, la mayoría venidos de países del Este y del Magreb, según ha podido saber ElCaso.com.

De los 2.000 trabajadores que están reformando el nuevo estadio del Barça, más de 1.300 están alojados en el municipio, concretamente en el Hotel Esplai y en el Hotel Bon Repòs. Desde hace unos meses, sin embargo, su presencia se ha convertido en un quebradero de cabeza para los vecinos del municipio. Desde marzo de 2024, la Policía Local de Calella ha registrado más de 25 actuaciones relacionadas con peleas, hurtos, delitos contra la seguridad vial, consumo de alcohol y dos detenciones: la primera por acoso sexual a una trabajadora de una sala recreativa y, la segunda, por robo con fuerza en una cafetería.

No es ninguna sorpresa para los vecinos, pues, el último vídeo que se ha hecho viral en las redes, donde se ve cómo los trabajadores inician una batalla campal en el balcón de uno de los hoteles: peleándose, empujándose, levantándose la mano e incluso tirándose sillas encima.

Limak, la empresa turca que tiene contratados a los trabajadores del Camp Nou, dice por su parte que los incidentes "provienen del choque entre diferentes países y culturas de los trabajadores" y que tienen contratado a un "responsable para velar por la convivencia y buen civismo de los empleados". En el interior del Camp Nou, o de lo que será el nuevo campo del FC Barcelona, ya se han registrado peleas entre los mismos trabajadores, de varias nacionalidades, todos extranjeros, tal como adelantó ElCaso.com. Las imágenes de ahora, sin embargo, son en Calella, donde los vecinos tienen que sufrir los incidentes que generan estos trabajadores cuando no están en Barcelona.

Calella se niega a empadronarlos

En las últimas semanas, el Ayuntamiento de Calella se enfrenta a otro problema que tienen que resolver: el intento de empadronamiento de más de 200 trabajadores en el municipio. Según unas declaraciones del alcalde, Marc Buch, se trata de personas que están en el país con un visado de trabajo, sin domicilio fijo —un hotel no es una vivienda, defiende al alcalde— y con contrato temporal. Cuando acabe este contrato, las personas se tendrán que marchar, por lo tanto, no tiene sentido hacer este empadronamiento si solo tiene que durar unos meses.

Limak quiere empadronar concretamente a unos 200 empleados que vienen de fuera de la Unión Europea —nacionalidades como Armenia, Georgia, Marruecos, Argelia— para que puedan "acceder al sistema público de salud en las horas que no están trabajando, que es cuando no lo cubre el seguro médico". El Ayuntamiento ha asegurado que los trabajadores tienen garantizado el acceso a la sanidad pública gracias al contrato de trabajo y dicen que, en caso de censar a estas personas, lo único que se conseguiría es colapsar un sistema de salud en un municipio que, generalmente, ya está lo bastante colapsado con la temporada alta de verano. Empadronar a estos 200 trabajadores en Calella sería el primer paso para hacerlo con la totalidad de los 1.300 que hay actualmente en este municipio del Maresme, y el alcalde Buch no lo quiere aceptar.

El Barça, por su parte, confirma que mantiene conversaciones con el Ayuntamiento "siempre que haya incidencias relacionadas con los actos incívicos que puedan cometer los trabajadores" y ha pedido al Ayuntamiento de Calella que, en referencia al empadronamiento, "actúe conforme a la normativa"