No es habitual que un mando dimita. Acostumbra a ser diferente: acostumbra a ser destituido. Algo grave debe de pasar para que un agente de los Mossos deje su cargo de manera voluntaria, sobre todo si está en una posición de mando. Los mandos llegan a saber cambiarse la chaqueta para seguir, si hace falta, en el cargo. Pero no todos los mandos son de la misma pasta. Este lunes se hizo oficial la dimisión del jefe del Àrea Regional de Recursos Operatius (ARRO) de la región de Girona, un sotsinspector, un hombre de ARRO, uno de los pioneros de esta polivalente unidad de la policía catalana, y después de casi cuatro años al frente del ARRO de la región de Girona. Curtido en el orden público en la ciudad de Barcelona, ahora lideraba este grupo de antidisturbios, unidad de intervención y refuerzo de seguridad ciudadana que es actualmente el ARRO en Girona, y en todo el país. Pero ha dicho basta tras los continuos enfrentamientos con la jefa de la región. No lo echan, dimite por "coherencia profesional y personal".
Según ha podido saber ElCaso.com, el lunes hizo oficial su renuncia al cargo y pidió ir donde tiene la plaza, en la comissaria de Girona, donde asumirá tareas de jefe de turno, tal como han confirmado también fuentes oficiales de los Mossos d’Esquadra. Con todo, sin embargo, de manera oficial, el cuerpo evita hablar de "dimisión" y lo enmarca en una petición del sotsinspector para volver a la plaza en la comisaría de Girona, como un cambio de etapa. Fuentes del ARRO, en cambio, confirman que el hasta ahora jefe de esta área regional ha dimitido y que así lo ha comunicado a la tropa.
Enfrentado con la comisaria Catà
El jefe del ARRO de Girona mantenía una disputa con la comisaria Sílvia Catà, responsable de la región de Girona, y de quien depende esta unidad, por el trato que desde la región se tenía con los agentes del ARRO por la gestión que quería hacer del área y por las funciones que quería encargar a los agentes. Por los cambios de horarios que se ordenaban para servicios regionales sin tener en cuenta las planificaciones y sin recompensa. A la vez, y desde hace años, el sotsinspector había alertado de que hacía falta diseñar un relevo generacional en esta unidad, que se iba envejeciendo, y si bien esto daba un plus de experiencia, también era necesario preparar el recambio. En los últimos concursos y ofrecimientos permitidos desde la región y desde la Prefectura, el número final de agentes casi había sido negativo, llegando a perder efectivos.

Esta unidad, una de las más polivalentes del cuerpo –y que ahora tiene sobre la mesa un cambio de modelo, con nuevas formas de patrullaje–, asume una carga de trabajo muy grande, sobre todo con desalojos judiciales y también con asaltos relacionados con investigaciones por narcotráfico. Peticiones de servicios de todas las comisarías de la región que tiene que asumir el ARRO de Girona cada vez con menos efectivos y con una comisaria en jefe poco atenta a las necesidades de esta unidad, que es la primera respuesta robusta, después de los agentes de seguridad ciudadana, ante incidentes graves como los que en los últimos meses se han registrado en las comarcas de Girona, como los incidentes de Salt, Figueres y la Font de la Pólvora, en Girona.
Sin relevo
El sotsinspector había alertado en varias ocasiones de la problemática de los horarios y de la falta de material, como también, como explicó ElCaso.com, que algunos agentes tenían los chalecos antibalas caducados. Los agentes han valorado en estos meses la defensa de su jefe ante las ocurrencias de la jefa regional. A día de hoy, oficialmente, la comisaria Catà todavía no ha nombrado al relevo del sotsinspector que hasta ahora ha liderado el ARRO de Girona. No lo tendrá fácil para encontrar a alguien que ocupe este cargo.