Los Mossos d'Esquadra se enfrentan a cambios en la calle que hasta ahora o bien habían sido silenciados o se habían, por suerte y azar, podido salvar. Las calles de Catalunya han empeorado y la seguridad de los agentes está comprometida. No solo lo dicen los datos que la semana pasada desveló ElCaso.com, sobre la cifra récord de agresiones a policías en el año 2024 (los datos de 2025 van por el mismo camino), también se puede ver en casos concretos, como el brutal ataque que sufrieron los agentes en el barrio de la Mariola, en Lleida, por parte de una turba de etnia gitana el pasado lunes de madrugada, con el resultado de seis agentes heridos, cuatro de ellos con puntos por heridas abiertas e ingresos hospitalarios.

La calle está muy complicada, aseguran fuentes de la policía catalana que cada día lidian con incidentes en varios barrios y ciudades. Lleida, por la espectacularidad de las agresiones y las heridas que sufrieron los policías, ha sido un punto de inflexión, pero los agentes llevan meses alertando. Incidentes en Salt, en Figueres, en Girona, en Mataró o en Sant Adrià de Besòs han centrado los titulares en las últimas semanas. Ocupaciones –la mayoría delictivas– que derivan en incidentes con agentes heridos son muchas veces el denominador común del inicio de los enfrentamientos con la policía, pero el problema de la vivienda no es el trasfondo de estos incidentes, que lo que demuestran es que en algunos barrios de Catalunya la policía debe retirarse entre piedras y rocas y que la seguridad, pese a los cantos de sirena políticos, está comprometida en algunos puntos de nuestro país.

Una nueva ARRO más polivalente

Sobre la mesa, para hacer frente a esta escalada violenta, hay un plan de la Prefectura dels Mossos d'Esquadra que pasa por reforzar la respuesta a incidentes de este tipo con más patrullaje de unidades como las Àrees Regionals de Recursos Operatius (ARRO), aún con más polivalencia. Un plan piloto que ya se ha puesto en marcha en las regiones de Lleida y Tarragona y, recientemente, también en la región metropolitana Sur. La explicación de este nuevo plan, que lidera el comisario de la Prefectura, Josep Maria Estela, todavía no se ha hecho de manera oficial, pero ElCaso.com ha tenido acceso a algunos de los detalles que desde la dirección operativa de los Mossos se quieren implementar, perfilando una idea que puso sobre la mesa el comisario Sergi Pla, actualmente jefe de la región policial Metropolitana Norte y una de las zonas del país donde el ARRO ha asumido un papel más importante de colaboración con las diferentes comisarías también en seguridad ciudadana. Este modelo de patrullaje del ARRO tiene fisuras, que algunos especialistas en esta unidad ya han detectado y que deberá evolucionar, sobre todo, con más policías. Aunque ElCaso.com ha pedido a los Mossos conocer los detalles de este plan, han evitado oficialmente facilitar esta información.

El proyecto de este modelo de ARRO 2.0 pasa, según ha trasladado el comisario Estela a todos los jefes regionales y jefes territoriales de las ARRO de todo el país, por hacer un patrullaje más polivalente y fraccionar las furgonetas, habitualmente de entre siete y ocho agentes, para hacer patrullajes con vehículos ligeros con tres agentes por coche. Esto permite, según este plan, incrementar la capacidad de prevención y también dotar de un segundo círculo de apoyo y protección a las unidades de seguridad ciudadana. En estos vehículos los agentes del ARRO pueden llevar el material especializado antidisturbios por si es necesario actuar, y también armas largas. El patrullaje con trinomios, con los movimientos de los vehículos, permite que estas unidades, hasta ahora más especializadas en orden público y asaltos en pisos, tengan también un papel relevante en la seguridad ciudadana, desde la vertiente de la prevención y también para ofrecer seguridad a las patrullas ordinarias en eventuales incidentes críticos.

ARRO Cotxes
Los nuevos vehículos que usará el ARRO en estos patrullajes en trinomios / CME

La desescalada de tensión social y manifestaciones en Catalunya permite repensar el modelo de orden público e implicar unidades como el ARRO en la seguridad ciudadana, siguiendo el modelo de la policía vasca con las patrullas PRI Bizkor (“rápido”, en euskera), a medio camino entre la seguridad ciudadana y la intervención, como también se busca hacer con la Brigada Mòbil (Brimo), que también ha recibido el encargo de trabajar más la seguridad ciudadana, aunque manteniendo el patrullaje con las habituales furgonetas. Tener más capacidad de respuesta permite trabajar con más seguridad a las patrullas a la hora de intervenir en zonas complicadas, como las cada vez más presentes no-go zones de Catalunya, sobre todo en barrios periféricos, como se ha visto en los últimos meses con peligrosos incidentes.

Se necesitan más agentes del ARRO

Si bien sobre el papel el proyecto de esta nueva ARRO se sostiene, los ideólogos del ARRO lo avalan y ha sido recibido con optimismo por parte de los agentes de Seguridad Ciudadana, que ven que se incrementará la protección de estas patrullas a pie de calle, ya se han detectado algunas fisuras en la implementación en algunos puntos del país. Las ARRO están bajo mínimos. Hay menos agentes de los que estas unidades necesitan para hacer los servicios que actualmente ya tienen encomendados, como controles de paso, asaltos en explotaciones de investigaciones (cada semana se hacen entradas y registros relacionados con el narcotráfico) e incidentes sobrevenidos –son los que asumen intervenciones urgentes con personas atrincheradas con armas blancas o los que se despliegan cuando hay emergencias como incendios, por ejemplo– y, al mismo tiempo, fraccionar la fuerza, aseguran los expertos consultados por ElCaso.com, aunque te permite ganar polivalencia, también te resta robustez en la respuesta. Tienes más patrullas en la calle, con equipos de tres agentes con material de intervención, pero pierdes contundencia en la llegada a un incidente grave, y puede ser un peligro en zonas como Font de la Pólvora o la Mariola, por ejemplo.

Este nuevo modelo no está pensado como un plan de choque al ataque de Lleida, está diseñado y debe trabajarse para perfeccionarlo, y los mandos aseguran que podrá usarse cuando convenga, pero que no se puede renunciar a tener equipos más grandes, con furgonetas, a disposición de las regiones para actuar en incidentes sobrevenidos o cuando haya agentes en peligro, lo que se conoce, en el argot policial, como un “33”. En el incidente de la Mariola, por ejemplo, no había equipos de respuesta, y la Brigada Mòbil, que tenía equipos nocturnos operativos, estaba en el área metropolitana y el tiempo de respuesta era demasiado elevado.

Para bifurcar los servicios –hacer los patrullajes de reacción, al estilo Bizkor, y mantener la capacidad de respuesta robusta–, faltan más agentes en las diferentes ARRO. La Prefectura, según ha podido saber ElCaso.com, calcula que será necesario incrementar un 30% la plantilla de estas unidades, aunque, por ahora, se desconoce en qué calendario trabaja la dirección operativa del cuerpo teniendo en cuenta la falta de agentes en todas las unidades. Este modelo también implicará, además de lo que se ha explicado y de tener más agentes, reforzar la presencia de estas unidades rápidas por la noche. Actualmente, el ARRO no tiene servicios ordinarios nocturnos, y aunque adaptan los horarios y turnos a las necesidades del servicio, la intención es ganar también operatividad nocturna para responder a incidentes. Hace un año que la Brigada Mòbil, en esta línea, también ha activado turnos nocturnos estables para reforzar la seguridad y poder hacer más prevención, en su especialización, durante las horas nocturnas.