No era la primera vez que Abdul Majid Benali, el hombre de 35 años marroquí, asesinado en Campclar el pasado 3 de marzo, se veía las caras con el hombre que le clavó cuatro navajazos, uno de ellas, mortal, en el cuello. El cuchillo se le quedó clavado y murió desangrado, en medio de la calle, a plena luz del día, en la rambla de Ponent de este barrio fuera de control de la capital del Camp de Tarragona. La noche antes se habían peleado, según ha podido saber ElCaso.com de fuentes de la investigación.

Abdul Majid Benali lanzó un puñetazo al joven de 19 años ahora detenido. Por causas que todavía no se han podido aclarar, y que todo parece indicar que puede estar relacionado con el tráfico de drogas, iniciaron una pelea que acabó con este puñetazo. Aunque el joven se marchó, más tarde volvió con su hermano para buscar Abdul Majid Benali, pero sin éxito. Según los testigos, sin embargo, aseguró que lo buscaría y que lo mataría. "Si lo encuentro, me lo cargo", manifestó, tal como recogen las declaraciones de los testigos y que el juzgado de instrucción 1 de Tarragona hace constar al auto de prisión, en el cual ha tenido acceso ElCaso.com.

El día siguiente fue cuando el arrestado -que se entregó él sol en la comisaría de los Mossos d'Esquadra de Tarragona una semana después del crimen, tal como adelantó ElCaso.com- esperó que Abdul Majid Benali saliera del locutorio donde fue a hacer unas gestiones aquel domingo por la mañana y después lo asaltó. Iba vestido de negro, con la cabeza tapada con una capucha, y cuando la víctima salió lo atacó con un arma blanca, si bien antes lo insultó e iniciaron una pelea. Dos testigos han reconocido, en una de reconocimiento, al acusado como el hombre que participó en la pelea, atacó a la víctima y se marchó corriendo.

Los testigos aseguran que llevaba una pistola

Los testigos aseguran que el hombre llevaba una pistola y que sintieron una detonación, pero no cuadra con la autopsia y las heridas que presentaba la víctima. Sin embargo, la jueza no ve incompatible llevar un arma de fuego, del tipo que fuera, y también llevar un arma blanca que es lo que, supuestamente, le causó la muerte. La víctima tenía el cuchillo clavado en el cuello cuando llegaron los primeros efectivos de los Mossos d'Esquadra. A pesar de los esfuerzos de los sanitarios del SEM, nada se pudo hacer para salvar la vida del hombre de 35 años.

Durante más de una semana el hombre acusado del crimen había estado escondido, no solo él, sino toda su familia. Por la presión popular, y sabiendo que los Mossos d'Esquadra sabían perfectamente quién era, y que era cuestión de días que pudiera ser identificado y arrestado, acompañado de un abogado, se presentó en la comisaría de Campclar, donde los Mossos tienen la sede central en el Camp de Tarragona, y se entregó. Ni en la comisaría ni tampoco ante la jueza quiso declarar, este miércoles, antes de ser enviado hacia la prisión de Mas d'Enric.

"Alarma social"

La magistrada cree que el detenido puede escaparse y, por lo tanto, a la espera de que avancen las diligencias, ordenó la prisión provisional y sin fianza. Además, aunque no es habitual, la jueza apunta a la alarma social generada por los hechos; recordamos que el barrio de Campclar se convirtió en un polvorín, con protestas y contenedores quemados mientras la policía buscaba al supuesto asesino.