El Juzgado de Instrucción 1 de Tarragona ha decretado prisión provisional, comunicada y sin fianza para el chico de 19 años que el pasado 3 de marzo mató a cuchilladas a Abdul Majid Benali, de 35 años, en medio de la calle en el barrio de Campclar de Tarragona. El joven, tal como adelantó ElCaso.com, se entregó a los Mossos d'Esquadra el pasado lunes después de una intensa investigación por parte de la policía catalana, que lo estuvo buscando sin cesar durante más de una semana. Después de interrogarlo en las dependencias policiales, este miércoles ha pasado a disposición judicial y el juez le ha tomado declaración.
Además, entre las diligencias practicadas, también se ha tomado declaración a tres testigos presenciales de la agresión mortal y se han hecho dos ruedas de reconocimiento. En los dos casos, los testigos han reconocido al detenido como autor del homicidio. Ante estos indicios, junto con el elevado riesgo de fuga, el juez ha decretado que ingrese en prisión sin fianza. El abogado que representa la familia de la víctima lo considera una decisión justa "ante la gravedad de los hechos y la posible autoría del detenido". Tal como ha apuntado el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), la causa continúa abierta por un delito de homicidio.
Cosido a cuchilladass en medio de la calle
El asesinato de Majib tuvo lugar el pasado 3 de marzo en la rambla de Ponent del barrio de Campclar de Tarragona. Alrededor de las doce del mediodía, la víctima salía de un locutorio cuando el detenido, presuntamente, se abalanzó sobre él y le clavó hasta cuatro cuchilladas. Posteriormente, huyó a pie en dirección a la carretera N-340 y se le perdió la pista, mientras la víctima todavía pudo andar unos metros desangrándose hasta que acabó perdiendo el equilibrio y cayó en medio de la calle. Rápidamente, los testigosavisaron a los servicios de emergencias, pero ya no se pudo hacer nada para salvarle la vida.
Una semana de guerra en Campclar
El crimen provocó una gran crispación en el barrio de Campclar. Familiares y amigos de la víctima difundieron imágenes del supuesto asesino y organizaron varias manifestaciones por las calles del barrio reclamando "justicia". Se estableció una guerra abierta entre la comunidad magrebí -la víctima era de nacionalidad marroquí- y los clanes de etnia gitana, a quien acusaban de ser los responsables del crimen. Este fin de semana, incluso, se quemaron varios contenedores. Finalmente, el presunto asesino se acabó entregando a los Mossos para intentar apaciguar los ánimos.