El hombre que ayer apareció muerto en la prisión de Mas d'Enric, en el Catllar, en Tarragona, y que los Mossos d'Esquadra creen que, antes de matarse, había asesinado a navajazos a Núria, una mujer de 48 años que trabajaba como encargada de cocina en la prisión, es Iulian S.O., un hombre de 48 años, de nacionalidad rumana que estaba cumpliendo una condena de once años de prisión por haber asesinado, el año 2016 en Valls, en la capital del Alt Camp, a otra mujer.
El hombre, casi de manera idéntica con el caso de la prisión de Mas d'Enric, asesinó a la mujer, una prostituta con quien él mantenía relaciones sexuales, de la misma nacionalidad que él, y después se entregó a la comisaría de la policía local de Valls, en abril de 2016. El año 2018 fue juzgado en la Audiencia de Tarragona y fue condenado a once años de prisión, aunque la Fiscalía había pedido veinte.
Preso de confianza por buena conducta
La acusación de aquel caso aseguró que el hombre y la mujer, vecina del Hospitalet de l'Infant, iniciaron una relación de encuentros sexuales concertados en casa de él, en Valls. El día de Sant Jordi de 2016 la citó en su casa y fue allí donde la acabó matando a cuchilladas. Ella pudo alertar a una amiga suya, pero ya fue demasiado tarde. Con un cuchillo de cocina, igual que en el caso de la prisión de Tarragona, Iulian S.O. la degolló. El caso, de manera macabra, recuerda los hechos de este 2024 y el asesinato de la cocinera de Mas d'Enric. El hombre avisó un amigo suyo, se limpió y fue hasta la comisaría de la policía local, en el centro del pueblo, y se entregó. Pasó a disposición judicial e ingresó en la prisión. El año 2018 fue juzgado y condenado. Y hasta ayer.
Tenía que estar en la prisión hasta dentro de tres años. Había pasado por el módulo de toxicomanías y también por el módulo 6, donde en la prisión de Tarragona hay los condenados por delitos de sangre. Había formado parte de clases de formación en el mismo centro y ahora estaba destinado a la cocina, donde hacía tareas de responsabilidad en la organización y gestión de las dependencias que sirven para hacer comida para el millar de presos que hay actualmente en la prisión de Tarragona. A pesar de su currículum, Iulian no era un preso agresivo o problemático, por eso había conseguido esta confianza del centro.
Investigan la relación entre víctima y verdugo
Los Mossos d'Esquadra, que tardaron horas en confirmar oficialmente el crimen, han abierto investigación para aclarar el crimen de la cocina de Mas d'Enric, que, ahora mismo, está bajo secreto de sumario. Todo parece indicar que el interno, repitiendo el mismo modus operandi que en Valls el año 2016, degolló y clavó varias cuchilladas, con un cuchillo de cocina, a la mujer. Después, se degolló a sí mismo. Un trabajador de la prisión se encontró los dos cadáveres en torno a las cinco de la tarde, tal como adelantó ayer ElCaso.com.
La DIC de los Mossos d'Esquadra de la región de Tarragona, los investigadores en especialistas en homicidios que han asumido el caso, investigan ahora qué relación tenían víctima y verdugo. La agresión no cuadra con un ataque sorpresa sin vinculación personal con la víctima, aseguran fuentes al caso de la investigación. Tampoco que él, después, se suicidara. La policía sospecha que pudieran tener algún tipo de relación sentimental que hubiera podido derivar en esta reacción criminal del interno. Las investigaciones de la DIC, ahora secretas, lo tendrán que averiguar.
Revolución en las prisiones catalanas
Seis sindicatos de prisiones han pedido la dimisión de la consellera de Justicia, Gemma Ubasart, y del secretario de Medidas Penales, Reinserción y Atención a la Víctima, Amand Calderó, por el crimen de este miércoles. En un comunicado conjunto consideran que la muerte de la trabajadora es "resultado de unas políticas erráticas y alejadas de la realidad penitenciaria". Las formaciones han hecho un llamamiento a las personas que trabajan en el ámbito penitenciario para que se concentren este jueves delante de las puertas de la Secretaría de Medidas Penales y de las prisiones catalanas a las 12 del mediodía para mostrar la repulsa a los hechos.