Durante las 24 horas del día, los Mossos d'Esquadra tendrán efectivos de orden público, sea la ARRO o la Brigada Móvil, desplegados en el barrio de La Mina, en Sant Adrià de Besòs (Barcelona). Este es el compromiso de urgencia que ordenaron ayer los jefes del cuerpo y de la región metropolitana Norte con el fin de intentar devolver la tranquilidad al barrio, al menos de manera momentánea, después del brutal tiroteo del martes por la noche. A las diez, desde la esquina de la calle del Mar, miembros de un clan de etnia gitana abrieron fuego contra coches, árboles y edificios para intentar asustar y marcar terreno ante otra familia, con quien están enfrentados. Dispararon más de 150 tiros, pero no a matar, y solo resultó herida una mujer mayor, que estaba en su casa, y una bala le provocó un morado; por suerte.
Pese a ello, el incidente ha puesto de relieve la falta de control en este barrio de La Mina, donde vive un 30% de los vecinos de Sant Adrià, y donde los últimos años se ha convertido en punto de producción y exportación de marihuana, con decenas de pisos ocupados que sirven de plantaciones y con varios clanes de etnia gitana enfrentados entre ellos por el control del barrio y, por lo tanto, de los beneficios que genera. El círculo vicioso se complica con la necesidad de los criminales de disponer de armas de fuego para defenderse, lo cual hace que cada vez haya más violencia en las calles.
El enfrentamiento que desembocó en el tiroteo del martes por la noche empezó por una tontería entre menores de edad, pero como tenían acceso a las armas, acabó con este espectacular tiroteo. No es un hecho aislado; es habitual, explican los vecinos y confirman los Mossos, que estos clanes diriman sus problemas o se avisen con tiros al aire o contra pisos, pero las mismas fuentes policiales, tal y como avanzó ElCaso.com, también confirman que un tiroteo como el del otro día no se había visto nunca.
Más presencia mientras se investigan los hechos
La solución no es fácil. Mientras avanzan las investigaciones para aclarar quienes fueron los responsables del tiroteo, en el que se utilizaron tres armas cortas (tres pistolas) y un arma larga (una escopeta), y para poder detenerlos e intervenir las armas —un hecho que los investigadores avisan de que no será fácil—, y también las investigaciones para poder acreditar los hechos delictivos relacionados con estos clanes familiares, muy vinculados al narcotráfico, hay que pacificar el barrio. Para hacerlo, los Mossos d'Esquadra han anunciado un dispositivo permanente e indefinido que desplegará en el barrio de La Mina, las 24 horas del día, equipos de orden público, sea el ARRO o la Brigada Móvil, para reforzar la presencia de agentes en la vía pública, tener siempre bastante para reaccionar a posibles enfrentamientos y también intensificar los controles e identificaciones en el barrio. Este viernes al mediodía, dos furgonetas del ARRO de los Mossos estaban en la zona cero, donde se inició el enfrentamiento.
Los vecinos, desde los balcones, lamentan que los agentes llegaran tarde (el informe del incidente, todo sea dicho, desmiente que la policía no llegara, aunque el tiroteo duró menos de tres minutos) y critican que ahora haya policía en el barrio. Hay vecinos de buena fe, seguro. Pero también hay otros, que, con tanta policía, les complica su modus vivendi. Mientras hay policía desplegada, la actividad en el barrio baja. Desde los balcones tiran alguna cosa a la policía, como una pelota de tenis, pero la situación está controlada. Los mismos policías, y algunos vecinos, explican, no obstante, que el problema será cuando se marchen las patrullas extras que ahora se han desplegado en el barrio. Algunos agentes creen que, si no se actúa con más contundencia, con cierres totales del barrio durante meses y con la implicación de más unidades del ARRO, de la Brimo y también de drones y el helicóptero policial, será imposible recuperar el control del barrio.
El subinspector Jové, jefe de la comisaría de Sant Adrià, confirma que el dispositivo, que contempla patrullajes dinámicos y también estáticos, siempre con refuerzo de orden público durante las 24 horas, será indefinido, pero también alerta que el problema de La Mina "no solo es policial". "Es una más de las piezas para arreglar el problema, nada solo funcionaría, pero sin todas las piezas tampoco", explica desde la calle donde se inició el tiroteo, el jefe de la comisaría, quién ha recibido el encargo del jefe de la región metropolitana Norte, el comisario Sergi Pla, de montar este dispositivo policial.
La situación en el barrio de La Mina ahora es de calma tensa. Es habitual después de unos hechos como estos. La gente se encierra en casa, la circulación de personas se reduce, el miedo se apodera del barrio y, durante un par de semanas, el ambiente está tenso. Eso todavía complica más el trabajo de los investigadores de la División de Investigación Criminal (DIC), encargados de investigar los hechos. Desde el Departament d'Interior se ha pedido a los Mossos que aclararan a quién disparó y poder detenerlos. El president Salvador Illa visitó este jueves La Mina y anunció que los hechos no quedarían impunes. La semana que viene se ha convocado una reunión de la Junta Local de Seguridad de Sant Adrià de Besòs, que presidirá el Molt Honorable y la alcaldesa Filo Cañete, también del PSC, para abordar el tema.
Además de la investigación del tiroteo, los Mossos también tienen en marcha otras indagaciones, algunas judicializadas y otros en fase inicial, para aclarar el papel de los clanes que controlan el barrio, que todo el mundo sabe a qué se dedican, de donde sacan las armas y quiénes son, pero que hace falta ligarlo bien y reunir todos los indicios no solo para conseguir las órdenes judiciales para registrar su casa y detenerlos, sino también para conseguir sacarlos de circulación. Además de la baja punibilidad de algunos de los delitos, como el cultivo o tráfico de marihuana, que tiene penas muy bajas, los investigadores evitan hacer detenciones solo por tráfico y esperan poder vincularlos a organizaciones criminales o también al tráfico de armas para conseguir penas de prisión.
Controles de entrada y salida del barrio
Además de los patrullajes por la zona, para conseguir visibilidad y evitar que durante el tiempo que se pueda alargar este dispositivo se produzcan enfrentamientos armados en medio de la calle, e incluso hacer bajar una parte de las ventas de la droga, los Mossos también han incrementado los controles de entrada y salida del barrio y las identificaciones por el barrio con el objetivo de localizar personas buscadas por la justicia y retirar también de circulación armas blancas o armas de fuego. "No hemos dejado de hacer nada de lo que hacíamos antes del tiroteo, pero hemos incrementado la fuerza para hacerlo más y durante las 24 horas del día", asegura al subinspector.
Los Mossos saben que este incremento de fuerza en la calle no será la receta final —ninguno lo ha sido—, pero confían en que durante unas semanas, hasta que se pueda hacer un gran despliegue y detener varios miembros de los clanes, desmontar plantaciones y recuperar armas, se pueda mantener la calma. El desastre de los últimos años es imposible de solucionar con dos meses. Pero el objetivo de la policía es agilizar las investigaciones, recuperar la calle centímetro a centímetro y evitar de una vez por todas una nueva noche como la del martes, donde, casi por suerte divina, nadie sufrió daños.