Está prohibido e impide a los internos de las prisiones, entre otras cosas, mantener el contacto no controlado con el exterior y continuar con su actividad delictiva, pero el número de móviles intervenidos por los funcionarios de prisiones en los centros penitenciarios de Catalunya ha aumentado considerablemente en los últimos años. Según los datos facilitados por el Departament de Justícia, en los años 2023 y 2024 se ha disparado el número de móviles decomisados en los centros penitenciarios, llegando a 874 y 859 respectivamente. Según los mismos datos, en el año 2018, hace siete años, se decomisaron, durante todo el año, 358 terminales.
Los datos oficiales hablan por sí solos. Uno de cada diez internos ha sido sorprendido con un móvil, de media, aunque, según ha podido saber ElCaso.com, es cierto que algunos de los móviles intervenidos se interceptan en grupo, cuando se introducen en la prisión. El valor del móvil dentro del centro penitenciario se multiplica por diez. Lo que es más complicado de esconder, y por tanto tiene más valor, es el terminal. Los internos que se quieren comunicar con estos aparatos tienen su propia tarjeta SIM, que colocan en el móvil, que pueden alquilar por horas o comprar entre varios internos.
Móviles de prisión y móviles más modernos
La mitad de los móviles intervenidos son de estilo “prisión”, un formato muy pequeño, solo con capacidad para llamar, que pueden tener un precio de poco más de 20 euros en la calle y que los internos introducen escondidos en el ano, y que dentro pueden llegar a valer diez veces más. Recientemente, sin embargo, también se han detectado móviles smartphone, con capacidad para hacer videollamadas y conectarse a internet, con un precio, en el interior de la prisión, que multiplica por tres o cuatro su valor de mercado. Cuando se detecta un terminal en el interior de la prisión, además de retirarlo, también se sanciona al interno que se puede relacionar con el móvil y se abre una investigación para aclarar de dónde puede haber salido. Fuentes penitenciarias consultadas por ElCaso.com aseguran que la mafia que se dedica a vender móviles en el interior de los centros penitenciarios ha ganado mucha fuerza en los últimos años. En siete años, y siempre según los datos oficiales, se han requisado 4.546 móviles a los internos de las prisiones catalanas.
Desde Marea Blava, la asociación de funcionarios de prisiones, apuntan que, a pesar del ligero retroceso de 2024 en relación con 2023, este gran número de móviles confiscados en las prisiones del país es representativo de la vulnerabilidad de los centros. Alertan de que también hay que preguntarse cuál es el número real de móviles que hay en el interior de las prisiones de Catalunya, no detectados. En el año 2024 se intervinieron 217 móviles en la prisión de Quatre Camins, en la Roca del Vallès, una ratio parecida a la del Centre Penitenciari de Joves, también en la Roca, donde se confiscaron 56 entre los 436 internos este pasado año.
Continuar con delitos desde la prisión
Desde la misma asociación se alerta de que los usos de los terminales que se encuentran en el interior de las prisiones no son en ningún caso inocentes. Algunos presos utilizan el móvil para dar continuidad a la actividad delictiva también desde la prisión. Asimismo, muchos reclusos inician nuevas actividades delictivas mientras cumplen condena, como por ejemplo la coordinación de la entrada y distribución de droga en el interior del centro. Este tráfico de drogas dentro de la prisión va acompañado a menudo de la creación de redes de extorsión, tanto hacia otros internos como hacia sus familiares, a los que se obliga a hacer de intermediarios para introducir la droga. Los móviles también sirven para gestionar los pagos derivados del tráfico y consumo de sustancias dentro de la prisión, e incluso para romper las órdenes judiciales de protección y no comunicación con las víctimas, poniéndolas en riesgo.