Aaron, el hombre que se encontró con Òscar el 17 de febrero de 2023 en Vallgoguina, es un asesino. Los votos de la Audiència de Barcelona no dejan ningún tipo de duda; ocho a favor y uno en contra declaran que el británico de 50 años es culpable de asesinato con alevosía. Después de más de dos años desde los hechos y un par de semanas de juicio, finalmente se ha aclarado la duda de si Aaron había cometido un homicidio o un asesinato, dos cargos que pueden parecer lo mismo, pero no lo son, como tampoco lo son las penas que conllevan. El asesinato es más grave y, aunque existía la duda de si se acusaría al autor de los hechos de homicidio utilizando las drogas consumidas como atenuantes, ha quedado claro que las circunstancias de la muerte no aceptan eximentes.

Este martes 21, tras tomar nota durante el juicio, pidió una condena de veinte años de prisión y cinco de libertad vigilada por un delito de asesinato con alevosía sin atenuantes, un castigo con el que estaba de acuerdo la acusación particular. También se pidió, bajo concepto de responsabilidad civil, una indemnización de 400.000 euros para la hija de la víctima, 50.000 a cada uno de los padres, 30.000 a los dos hermanos y 7.000 a su exmujer. Por otro lado, la defensa ha recordado que el acusado no huyó, confesó haber cometido los hechos y no pretendía matar a nadie, por lo que espera que se tenga en consideración para la condena.

Relato del asesinato

Así pues, este viernes 24 de octubre, el jurado popular de la Audiència de Barcelona ha decretado la sentencia final sobre el espeluznante caso que golpeó Vallgorguina hace un par de años. Òscar, la víctima; y Aaron, el recientemente declarado asesino, quedaron para mantener relaciones sexuales, un servicio que había pagado el agresor, mientras iban drogados, lo que se conoce como chemsex. Los dos cenaron juntos en casa de Òscar; consumieron drogas como MDMA, metanfetaminas o GHB, conocido como éxtasis líquido y, sobre las diez y media, mantuvieron relaciones sexuales, momento en que las cámaras de seguridad que Òscar tenía en casa se apagaron para darles más intimidad.

Más tarde, sobre las dos de la madrugada, la víctima utilizó un aparato Alexa para pedir ayuda a un amigo suyo, supuestamente, en el momento en que el asesino estaba atacando a Òscar, causándole las heridas que lo acabaron matando, pero no inmediatamente, sino que tuvo tiempo de huir de casa, ya herido de muerte, saltando unos tres metros para caer en la acera e intentar refugiarse en casa de los vecinos. Al llegar, los Mossos encontraron a Òscar y redujeron a Aaron, quien confesó haber matado a la víctima. La colaboración con la policía, su confesión y, sobre todo, el hecho de que iba drogado, sembraron la duda de si se le acusaría de asesinato o de homicidio, afectando la posible condena, pero unas conversaciones previas de la víctima aclararon esta duda.

Sin atenuantes

Resulta que, dos días antes del crimen en Vallgorguina, Aaron consumió las mismas drogas con otra persona, la cual le advirtió al día siguiente de los riesgos que tenía consumir aquellas sustancias, ya que lo había visto muy paranoico y agresivo y le daba miedo que pudiera hacer daño o incluso matar a alguien. Por este motivo, se considera que Aaron era plenamente consciente de los riesgos que implicaba consumir drogas y, por lo tanto, no se le aplicarían atenuantes porque volvió a consumir como si nada, aceptando el posible resultado.