Una desgracia como la de esta semana en Sallent, en el Bages (Barcelona), aseguran los responsables del Departamento de Educación, es "multifactorial", y los Mossos, que esta mañana presentarán el atestado al juzgado de guardia de Manresa, aseguran que aunque puedan identificar algunos comportamientos de acoso e incluso de agresiones contra las gemelas previas a los hechos, será muy complicado poder vehicularlo de manera penal. Con todo, sin embargo, cada vez son más los detalles y los testigos que revelan cómo era el ambiente que las dos gemelas de 12 años, que el martes intentaron poner punto final a su vida saltando desde un tercer piso en Sallent, vivían en el instituto. Era un infierno para ellas dos. Y no solo para ellas dos.
Ayer la madre de uno de los niños del centro, que iba a clase con las dos chicas confirmó que recibían insultos. Por su acento y por ser de fuera, y también, una de ellas, por sentirse niño. Una de las dos gemelas explicó a sus compañeros de clase que se sentía un niño, se cortó el pelo y pidió que la trataran con el nombre de Iván, un hecho, explicaba esta madre en declaraciones a los medios de comunicación, que había desencadenado insultos tránsfobos y también, como se ha sabido ahora, agresiones.
Insultos y agresiones por sentirse un niño
Los insultos no eran el único acoso que recibían las dos niñas. Los últimos días la hostilidad hacia ellas se habían reforzado. Hace pocos días, y según la versión que dan algunos de los alumnos y padres del centro, un grupo de jóvenes rodeó a la niña que ha muerto, la insultaron y la golpearon contra una pared. En otras ocasiones el mismo grupo de jóvenes dieron golpes y rodearon también a las dos hermanas, riéndose de su situación económica —vivían en un piso ocupado, después de haber llegado a Sallent hace un par de años— y también por el tránsito de género que estaba haciendo una de ellas.
Todos estos comportamientos, que estaban liderados, según algunos padres, por un grupo de jóvenes que al día siguiente de los hechos, incluso, fueron vistos bromeando delante del bloque de pisos de la calle de la Estación de Sallent donde vivían las dos hermanas, no fueron detectados por el centro ni por la Policía Local de Sallent. Hasta ayer tarde el departamento, del mismo color político que el alcalde del municipio, negaron por tierra, mar y aire, que las dos gemelas hubieran podido ser víctimas de bullying. Nada lo hacía pensar, repetían desde el Ayuntamiento.
Ningún informe, denuncia o queja, formal o informal, había puesto de relieve este acoso. Finalmente, el departamento tuvo que recular y cambiar la versión después de la avalancha de informaciones publicadas sobre los insultos y las agresiones que las dos jóvenes sufrieron en el instituto. Otro niño también ha denunciado públicamente en las últimas horas que el mismo grupo de jóvenes lo acosaba por ser también extranjero, originario de Rumania.
Investigación para aclarar qué pasaba y qué hicieron
Incluso el síndic de greuges comunicó ayer que abría de oficio una investigación para aclarar si había acoso escolar contra las dos jóvenes y, sobre todo, si alguien hizo algo. Queda claro, de momento, que nadie, desde el centro, que todavía niegan los hechos, hizo nada y aseguran que no lo sabían. Lo que sí que confirman, como también hace el alcalde Oriol Ribalta, es que las jóvenes y la familia habían recibido apoyo psicológico por parte del centro educativo, aunque no se había detectado ninguna alarma sobre acoso.
Los Mossos d'Esquadra han escuchado en declaración a varias personas, también personal del centro educativo, con el fin de poder completar el atestado que este viernes por la mañana será entregado al juez de guardia de Manresa que lleva el caso. Entre otras declaraciones, la policía también ha hablado con la madre y el padre de las dos menores de edad para aclarar algunos de los detalles de la vida personal de las niñas.
Una carta antes de los hechos
En la carta que la Policía Local de Sallent encontró en el piso desde donde saltaron las niñas, una de ellas, la que ha acabado muriendo, aseguraba que no podía más por el rechazo de su entorno al tránsito de género que había iniciado. Su hermana, que sigue muy grave ingresada en el Parc Taulí de Sabadell, también se intentó suicidar para no quedarse sola y abandonar a su hermana, según consta en el manuscrito que dejaron las dos jóvenes antes de los hechos.