Gatos y perros pueden viajar en avión, siempre que sean registrados y se pague la tasa correspondiente para llevarlos con la carga o en la cabina. Pero incluso esto supone un pequeño trámite que muchos intentan evitar. Esto es lo que pasó en el aeropuerto internacional John F. Kennedy de Nueva York (Estados Unidos) este 16 de noviembre, cuando un pasajero intentó colar por el control de acceso un felino dentro del equipaje de mano, rodeado de bebidas y de otros dispositivos tecnológicos, así como ropa. Los funcionarios de la administración aeroportuaria vieron la silueta del animal en la máquina de rayos X y no se lo podían creer. Podría ser una escultura o un juguete, pero el pelo del animal sobresalía por la cremallera de la maleta y, además, se movía: estaba vivo.

El animal doméstico estaba vivo y no intentó huir cuando abrieron la maleta

Los agentes, al ver el gato plácidamente tranquilo y vivo, quedaron "conmocionados", según ha explicado la portavoz de la TSA (administración de seguridad estadounidense), Lisa Farbstein, a CNN. "Es extraño descubrir un animal vivo en una maleta registrada", ha añadido. Normalmente, encuentran armas de fuego, objetos de todo tipo o sustancias ilegales, pero no un felino acurrucado al lado de las pertenencias de uno de sus supuestos dueños. Además, no estaba asustado, al abrir la maleta el gato (aparentemente denominado Smells) no intentó huir, parece que estaba cómodo dentro, aunque sufrió idas y venidas en el trayecto hacia el aeropuerto. El pasajero iba a viajar con Delta Air Lines, pero al detectar esta silueta fue llamado a la orden y dar explicaciones al respecto, por lo que parece que perdió su vuelo.

El viajero dijo a las autoridades de la TSA que "no era su gato, era de otra persona de casa". Llegó a sugerir que el gato, que era visible prácticamente porque tenía los pelos pelirrojos sobresaliendo entre las cremalleras, se introdujo solito dentro de la maleta y sin ser visto, según ha adelantado el New York Post. Pese a parecer un caso de maltrato animal, los funcionarios aeroportuarios parece que creyeron a medias esta versión y decidieron no involucrar a los servicios de protección animal. Todo quedó en un vuelo frustrado, donde el gato parece que no se incomodó del todo ni estaba asustado ni presentaba lesiones para ser transportado dentro de la maleta.