Seis presos del módulo de jóvenes de la prisión de Villena, Alicante, se escaparon de sus celdas durante la noche del lunes para organizar un casino de cartas y parchís.

Fuga a medianoche en una prisión de Alicante

Según adelanta el medio Información, la alerta saltó la medianoche del lunes, cuando el vigilante que controlaba la seguridad del centro a través de cámaras de seguridad vio a uno de los internos paseando por los pasillos.

Este hecho suponía una vulneración del sistema de seguridad, ya que a las ocho de la tarde todas las celdas se cierran para pasar la noche.

El funcionario, que estaba solo, pidió refuerzos y al llegar hicieron un recuento de emergencia.

Fue entonces cuando se confirmó que había varias celdas vacías y faltaban seis reclusos del total de 20 que conforman el módulo de jóvenes, que aglutina presos de entre 18 y 21 años.

Casino de cartas y parchís en Villena

El medio citado informa que al ver las celdas con las cerraduras forzadas y vacías se temieron lo peor: una fuga multitudinaria de presos.

Pero sorprendentemente, los jóvenes no habían ido más allá de unos metros: estaban todos juntos en una de las habitaciones. Y la escena los dejó boquiabiertos.

Cartas Piqsels

Seis reclusos de Villena se escapan para jugar el parchís y las cartas a medianoche / Piqsels

Una reunión que simulaba un casino: algunos de los jóvenes habían abierto las puertas de sus celdas con instrumentos fabricados con cubiertos de plástico para quedar todos a jugar al parchís y a las cartas.

Además habían evitado ser vistos por las cámaras cuando se desplazaban al "casino improvisado".

Cerraduras abiertas con cubiertos de plástico

A pesar de no haber sido una fuga, los chicos incumplían las normas establecidas en la prisión de Villena para la prevención de la Covid-19. Solo puede haber dos personas por celda, y había seis.

La asociación de trabajadores penitenciarios ha aprovechado los hechos para pedir una ayuda mejor para los funcionarios de esta institución, que se quejan de no tener el estatus de agentes de la autoridad y del sueldo, que llega a ser 900 euros menores que los vigilantes de las prisiones catalanas.