A casa y con una multa de 2.000 euros es el resumen de la historia que ha vivido un joven español, de 20 años, que ha sido detectado en el Aeropuerto de Perth el martes pasado, cuando volvía a Australia después de las vacaciones de Navidad. De su estancia con la familia española, el joven cargó varios embutidos, envasados al vacío, para evitar que la melancolía de la comida de aquí no fuera tan grande en el país de los canguros. Pero todo salió mal. No podrá entrar en Australia, lo pusieron a un vuelo de retorno y tendrá que pagar una multa bastante importante. ¿El motivo? No haber declarado el jamón salado, el queso cuidado y otros embutidos ibéricos que llevaba en la maleta y que desde el 1 de enero no pueden entrar a Australia para evitar plagas y enfermedades.

Dos kilos de jamón y queso ibérico

Según consta al atestado que hicieron los agentes de aduanas del aeropuerto donde fue interceptado este joven español llevaba un par de kilos entre jamón, chorizo rojo y queso curado estilo manchego -en la fotografía se ve el arsenal que llevaba escondido. No lo declaró y cuando fue registrado, y al detectar estos "objetos de riesgo", fue interceptado e interrogado. Nada lo salvó. La normativa, desde el 1 de enero, es clara. De rebote, este joven fue el primero a ser sancionado por esta nueva ley, que entró en vigor a principio de 2023.

Después de quedarse la comida, el joven fue deportado con el primer vuelo, se le retiró el visado que tenía vigente y, al mismo tiempo, también se lo multó con 3.300 dólares australianos, lo que vendría a ser, al cambio, unos 2.000 euros. El gobierno australiano saca pecho de esta nueva normativa y ya ha anunciado públicamente que un joven español ha sido el primero a estar descubierto sin declarar comida "peligrosa" y que lo tendrá que pagar. Las sanciones son las más importantes que se han instaurado nunca en el país para combatir entradas de productos peligrosos y evitar así la proliferación de enfermedades y plagas como la fiebre aftosa, que podrían poner en grave riesgo las grandes extensiones agrícolas que hay en Australia y que mantienen el sistema económico nacional.

Multas de hasta 5.000 euros

La mayoría de turistas declaran los productos, aseguran las autoridades australianas. Si los declaran, quedan intervenidos, pero los visitantes pueden entrar sin problema en el país. En el caso del joven español, sin embargo, aseguran medios australianos, fue que los escondió y que intentó entrarlos al país, a pesar de saber que estaba prohibido, de manera clandestina. Las multas pueden llegar a los 5.000 euros y la retirada del visado.