La Casa de las Carcasas es, probablemente, la marca española que más teorías ha levantado y sospechas ha infundado entre los ciudadanos del país. Se trata de una marca que, como su nombre bien indica, comercializa con carcasas para móviles y otros dispositivos, a la vez que también vende productos protectores o accesorios y complementos para dichos dispositivos. No obstante, son muchas las personas que siempre han dudado de la empresa, tildándola de ser una "tapadera" de otros negocios más oscuros y turbios. Nada más lejos de la realidad.
Un equipo lleno de mujeres y un sistema de generosas comisiones, las claves del éxito de La Casa de las Carcasas
La empresa tiene 206 tiendas repartidas en toda España, entre las principales ciudades y zonas comerciales, pero también en pequeñas ciudades de menos de 100.000 habitantes. Muchas veces, los usuarios de las redes sociales señalan que las tiendas están vacías, y no se explican cómo pueden mantenerse en los enclaves más caros únicamente vendiendo carcasas. Por este motivo, hay quienes creen que se trata de una tapadera.
La periodista Analía Plaza ha estado analizando el negocio y entrevistándose con varias de sus empleadas, que no se conocen entre sí, con tal de esclarecer el halo de misterio que rodea todas y cada una de las 206 tiendas que La Casa de las Carcasas tiene en España. El CEO de la compañía se puso como objetivo liderar el sector de los accesorios para móviles, y ha conseguido levantar un verdadero imperio en los últimos seis años, a pesar de la mala fama que a menudo recibían las tiendas. Este imperio de carcasas, que tiene beneficios anuales de millones de euros, se sustenta principalmente gracias al producto vendido, que viene desde China, las empleadas de las tiendas, que son prácticamente todo mujeres, y sus habilidades para vender, fomentadas también por un sistema de generosas comisiones, tal y como revela el reportaje, publicado en El Periódico de España.
El producto, al venir desde China, resulta más barato de comprar, por lo que los almacenes se abastecen de millones de carcasas, que después distribuyen al resto de tiendas. Otro punto al que atribuir el éxito de la compañía, según su CEO, Ismael Villalobos, es que el equipo está formado por mujeres prácticamente en su totalidad. Después de que el fundador tuviera malas experiencias con trabajadores hombres en las tiendas, decidió que únicamente contrataría a mujeres; desde entonces, ha cerrado cada año con millones de euros de beneficio.
Lógicamente, el resto del éxito se debe al volumen de ventas de las tiendas. El objetivo principal de las vendedoras es que nadie salga sin haber comprado nada, y a través del sistema de comisiones implementado en el negocio, se alienta a las trabajadoras a lograr dicho objetivo. La primera norma es que el ticket de compra debe ser siempre de dos productos, que normalmente es la carcasa del móvil y algún otro accesorio o complemento que las dependientas ofrecen a los clientes. Es precisamente por estos accesorios y complementos que se las recompensa: los protectores de cristal suponen una comisión de 50 céntimos; el resto, como pueden ser colgantes, tarjeteros u otros, suponen comisiones de entre 20 y 30 céntimos la unidad. No obstante, las vendedoras han confesado a la periodista que, cuando no logran la doble venta, los superiores las regañan.
Las sombras de La Casa de las Carcasas
No obstante, el millonario negocio no solo tiene luces, sino que también alberga sombras. Por ejemplo, las "broncas" que echan a las trabajadoras si no consiguen la venta cruzada, pero hay más: videovigilancia y despidos improcedentes por motivos que no se consideran muy éticos. Las dependientas entrevistadas revelaron que las someten a una férrea vigilancia a través de las cámaras de seguridad instaladas en las tiendas, y que no las riñen por "mirar el móvil" (algo que en cualquier trabajo de cara al público suele estar terminantemente prohibido), sino por aburrirse y charlar con las compañeras. Cuando eso pasa, suenan los teléfonos de las tiendas, e instan a las trabajadoras a mantener una actitud de entusiasmo hacia el cliente, aunque no haya nadie en la tienda.
Otras sombras que han salpicado la millonaria empresa son las tres sentencias en las que se declaraba tres despidos improcedentes: uno, cuando estalló la COVID-19 y alegaron que las trabajadoras no habían cumplido con el periodo de prueba. Otro despido fue declarado improcedente porque se echó a una trabajadora cuando comunicó su embarazo. Finalmente, el tercer caso de despido nulo fue por echar a una vendedora que pidió la baja tras sufrir malos tratos por su pareja, y la empresa la echó tres días después alegando "falta de interés" y "poca implicación", según publica EPE.