Cada día sale a la luz alguna nueva estafa, sea con un método más clásico, como hacerse pasar por trabajadores de la compañía eléctrica o del banco, o de más innovador, como aprovecharse de los puntos de carga de vehículos eléctricos para ganar dinero y robar datos. Formas de engañar hay muchas, pero actualmente, la gran mayoría de las estafas tienen un factor en común: tienen lugar a través de redes sociales como Instagram o TikTok. Se estima que, a escala global, cada año unos 600 millones de personas acaban siendo víctimas de una estafa a través de este tipo de plataformas.
Muchas veces se utilizan webs falsas que simulan ser, por ejemplo, la de Instagram o X, antiguamente Twitter, que ofrecen verificarte la cuenta de forma gratuita, beneficios prémium o, incluso, seguidores gratis. Evidentemente, ninguna de estas ventajas es real, sino que se trata solo de una forma de captar la atención de la víctima y engañarla para conseguir su dinero y sus datos, y poder utilizarlas para suplantarle la identidad y engañar a más gente.
Revisar la página
Muchas veces ni siquiera se ofrecen beneficios, sino que se juega con el miedo. Los ciberdelincuentes se hacen pasar por el servicio técnico de la red social y piden que se les dé los datos si no se quiere acabar perdiendo la cuenta. A veces es sencillo cazarlos, y es suficiente con revisar bien el diseño de la web, el enlace o las faltas ortográficas del texto, pero hay veces que cuesta distinguir el engaño de la verdad. En caso de duda, lo mejor es no dar nuestros datos y, si lo queremos, contactar directamente con la empresa para ver si lo que nos están pidiendo es real o si, en cambio, se trata de un engaño. Sea como sea, siempre que se nos pida información personal tenemos que sospechar e ir con pies de plomo antes de darla.