De nada ha servido. La idea era despistar a la policía y que los envíos de drogas —marihuana y otras— con paquetería hacia Europa, pero los Mossos, después de hacer una primera intervención de marihuana en la zona de Granollers, han ido tirando del hilo hasta desmantelar una nueva organización criminal, de personas de nacionalidad extranjera, de un país europeo que la policía catalana no ha querido revelar, que se dedicaba a producir la droga y recomprarla también a otros narcotraficantes para enviarla con paquetes hacia el exterior. Para despistar, los envíos se hacían desde franquicias de empresas de mensajería de todo el Estado. Rutas en coche de tres horas para ir hasta una ciudad y hacer el envío. Esta movilidad, el uso de documentaciones falsificadas y también que el espacio Schengen no tiene fronteras ni aduanas —y, por lo tanto, menos controles— ha permitido durante meses a este entramado criminal enviar drogas por toda Europa. Ahora se han detenido a doce personas y dos de ellas, los principales líderes de la investigación, según ha podido saber ElCaso.com, han ingresado en prisión.

La investigación comenzó en el mes de abril, a raíz de la identificación de una furgoneta con restos de marihuana en el interior. Aunque en un primer momento se pensó que era una de las muchas plantaciones que proliferan en nuestro país, cuando la Unidad de Investigación de la comisaría de Granollers tiró del hilo vio que se trataba de una organización más grande, con relación con otros grupos criminales, y asumió la investigación la División de Investigación Criminal (DIC) de la Región Metropolitana Norte. Los investigadores relacionaron un conjunto de personas y domicilios vinculados al cultivo de marihuana y al tráfico de drogas.

Espuma de poliuretano para esconder la droga

Los investigadores han podido confirmar que la organización cultivaba marihuana en chalets de lujo, que ayudaban a distraer a la policía, y también compraba otras drogas, como cocaína, hachís y tusi, a otras organizaciones criminales, y las reenviaba por mensajería a otras organizaciones criminales de la Unión Europea. Se han detectado envíos a Italia y Bélgica. Además de moverse por todo el Estado para realizar los envíos, escondían la droga con un elaborado sistema que consistía en la utilización de escuadras de madera para evitar la deformación de las cajas, el envasado al vacío de la materia transportada y la confección de una base de espuma de poliuretano para ocultarla y evitar que pudiera ser detectada por los escáneres de las compañías de mensajería, según ha explicado a ElCaso.com Antoni Samó, subinspector jefe de la DIC de la Región Metropolitana Norte, quien ha liderado la investigación.


La organización criminal, según los investigadores, estaba perfectamente estructurada con un líder destacado que se encargaba de ordenar con todo lujo de detalle las cantidades de droga que se tenían que recoger, los puntos de recogida y las direcciones concretas donde se tenían que enviar, muchas de ellas ubicadas en Bélgica, Francia, Italia o los Países Bajos. Las comunicaciones con sus subordinados se hacían con unas aplicaciones digitales que evitaban que supieran quién era. Por debajo de este líder había un lugarteniente que era el encargado de gestionar el dinero obtenido del negocio ilícito que, en parte, servía para pagar los alquileres de las viviendas y de los vehículos utilizados por el entramado. Estos dos han ingresado en prisión. También había un tercer perfil que se encargaba de conseguir documentaciones falsas para realizar los envíos. En la parte más baja de la estructura, como es habitual, constaban los jardineros, encargados de cultivar las plantas, y los testaferros, personas que facilitaban sus datos personales a cambio de dinero para hacer constar en los diferentes alquileres de la organización y evitar así que la policía pudiera llegar a los líderes. En las entradas en una de las casas, convertida en plantación de marihuana, se detuvo a una mujer de 70 años, la madre de uno de los otros arrestados, por su supuesta relación también con los hechos. Aunque quizás no tenía un papel directo en la organización, los investigadores aseguran que era conocedora, y ahora tendrá que dar explicaciones ante el juez si el caso llega a juicio.

Los dos líderes, en la cárcel

Con todos los indicios claros y la organización definida, el juez de Granollers que ha llevado el caso autorizó la explotación de la investigación con registros en Barcelona y Badalona y también en Begues, en el Baix Llobregat, y en Sant Vicenç de Montalt, en el Maresme, donde tenían una casa de alto nivel que utilizaban como plantación de marihuana. Se localizaron 2.200 plantas en estado de floración, además de diez kilos de cogollos de marihuana y un kilo de hachís. El valor aproximado en el mercado ilícito de la droga intervenida durante toda la investigación es de casi 250.000 euros. Durante el transcurso de la investigación los agentes detuvieron hasta tres envíos con grandes cantidades de marihuana, hachís, cocaína y tusi, según fuentes policiales. La mayoría de los detenidos quedaron en libertad con cargos acusados de organización criminal y de defraudación de fluido eléctrico. Además, a uno de ellos se le suma también un delito por falsificación documental.