Según los datos, los relojes son menos del 10% de objetos que son robados en Barcelona. El objetivo principal sigue siendo móviles y carteras. Pero los datos públicos no explican que estos robos de relojes, que preocupan la policía, son de un gran valor y, en un solo golpe, los ladrones se pueden llevar joyas de 10.000, 50.000 o 100.000 euros. Y, al mismo tiempo, se trata de robos contra los turistas que visitan Barcelona, con la consecuente mala imagen de la capital de Catalunya a sus países y una creciente sensación de inseguridad —aunque los datos de denuncias por hurtos y robos, en general, bajen, cuando menos según los últimos datos de los primeros meses de 2025. Los meses de calor son los más complicados para este tipo de robos.

Desde el inicio de abril, con el calor y un nuevo incremento de turistas en el centro de la ciudad, los ladrones vuelven a estar muy activos, según confirman desde la Unidad Regional Operativa Polivalente (UROP) del Área Regional de Investigación de la región de Barcelona de los Mossos d'Esquadra a ElCaso.com. Son los encargados de prevenir e investigar estos robos de relojes en Barcelona. Una unidad que antes era estacional, que se activaba solo durante los meses de verano, pero que ahora, que se alarga la temporada de relojes, se ha convertido en estable. Aunque durante todo el año también investigan otros hechos, como robos de motocicletas o asaltos que afectan a más de un distrito, su especialidad siguen siendo los relojes y, desde ahora hasta que vuelva el frío a Barcelona, estarán dedicados a intentar cazar a los ladrones que hacen su particular agosto haciendo volar relojes en el centro de la ciudad, sobre todo a turistas.

Más calor, menos ropa, más relojes

La explicación es bien prosaica. A más buen tiempo, menos ropa. A menos ropa, más fácil; no solo robar el reloj, también hacer el seguimiento. Antes de asaltar a la víctima, los ladrones comprueban que el reloj sea de alto valor. Arriesgarse a ser detenido por un reloj de 100 euros, ni que sepan que entran y salen de los juzgados, no sale a cuenta. Poder confirmar que el reloj tendrá un buen precio al mercado negro permite a los malhechores escoger mejor a las víctimas. Y si no llevan grandes abrigos y van con manga corta, el objetivo es más fácil. Y es lo que está sucediendo estos días en Barcelona.

Los ladrones ya están casi a pleno rendimiento, como si fuera el bono del verano. Y los investigadores no dan abasto. Un reloj que se esfuma, que no puede ser recuperado en caliente, ya es casi imposible que pueda ser recuperado. El mercado donde los ladrones colocan los relojes es ágil, tanto en la receptación de las joyas como en la extracción fuera de nuestro país, para ser vendido en el extranjero. Los ladrones saben que la mayoría están identificados, por lo tanto, guardar el botín es un peligro. Cuando han conseguido el reloj, hace falta correr para colocarlo, cobrar y sacárselo de encima. Y volver a empezar.

Miles de euros en relojes robados en Barcelona

Casi cada día, en algún punto de la ciudad de Barcelona —y ahora también en otros puntos de la costa catalana, por la presión en la capital catalana— se registran denuncias por robos de relojes. ElCaso.com ha tenido acceso a algunas de las investigaciones que están en marcha. El pasado 15 de abril se robó un Rolex GMT Master de unos 17.000 euros, en la calle de Caspe. Pocos días después, también en la calle de Caspe, un ladrón —del cual se tienen imágenes, pero todavía no se ha podido identificar— robó dos relojes de la marca Patek Philippe valorados en 100.000 euros cada uno. El 25 de abril, con un tirón, uno de los ladrones de las imágenes que acompañan esta noticia robó un reloj de 47.000 euros.

El pasado 5 de mayo, unos ladrones simularon que un hombre se había manchado, lo hicieron entrar en un portal y, dentro, con violencia, le hurtaron un reloj de 12.500 euros, en la calle del Bruc, en el centro de Barcelona. A las cinco de la tarde del pasado 9 de mayo, en la zona de Colón, en la parte baja de la Rambla, le robaron un reloj de unos 50.000 euros a un hombre que estaba en el interior de un taxi, después de abrir la puerta. Los dos ladrones, los dos magrebíes, escaparon encima de un patinete eléctrico. La lista podría continuar, con muchos casos todavía por resolver. En algunos, por el buen trabajo de los grupos de policías de paisano de los Mossos —los conocidos Fura— de las diferentes comisarías, de la unidad regional y también del mismo grupo Titani, la brigada anti-relojeros, se pueden recuperar los relojes in fraganti tras los asaltos. Pero los ladrones superan la capacidad de los policías: no pueden seguir y vigilar ni a todos los ladrones, ni mucho menos, a todos los turistas.

Ladrones oportunistas y profesionales

Hay varios tipos de ladrones de relojes en la ciudad de Barcelona. Los oportunistas, personas jóvenes, la mayoría magrebíes, originarias de Marruecos y de Argelia, han visto cómo el robo de relojes en el centro de la ciudad se ha convertido en un buen negocio para ellos. Y aunque son arrestados —en la mayoría de casos, aunque tienen antecedentes y son conocidos por policías, jueces y fiscales— vuelven a quedar en libertad. Estos ladrones actúan de manera oportunista, no hacen un seguimiento muy exhaustivo de la víctima. Cuando detectan que un turista lleva un reloj que puede ser de valor, hacen un pequeño seguimiento y, aprovechándose, algunas veces, de patinetes, hacen el asalto. No dudan a hacer uso de la violencia contra el propietario o los peatones que puedan ponerse en su camino.

Pese a ello, también hay baterías de ladrones más profesionales que van solo a buscar relojes de alto valor, con una investigación previa muy detallada, y que tienen un circuito de venta de los relojes a alto nivel, fuera de nuestro país. Robos, incluso —aseguran los investigadores— por encargo. Se trata de personas, algunas veces vinculadas a mafias italianas, que incluso, en algunos robos, han exhibido armas de fuego. Los últimos meses también se han detectado nuevas modalidades de robos de relojes, según ha podido saber ElCaso.com. Mujeres de nacionalidad rumana que, con el modus operandi conocido como "mimosa", se aproximan a personas de manera afectuosa, creando confusión y aprovechando este descuido de las víctimas para hurtarles el reloj. En algunos casos, no dudan en hacer uso de la violencia si son detectadas, con el objetivo de llevarse el reloj. Los ladrones han visto que el negocio de los relojes de alta gama cunde y nadie deja pasar la oportunidad de sacar provecho. La temporada de "relojeros" en Barcelona se prevé caliente. Oficialmente, los Mossos han evitado dar datos de la situación ahora mismo, y prefieren esperar a final de verano para hacer valoración. Fuentes policiales, en estos momentos, adelantan que los datos serán peores que los del año pasado.