Se han acabado convirtiendo en leyendas de la delincuencia. Entran en los restaurantes, comen y, a la hora de marcharse, se van sin pagar. Lo hacen con cualquier excusa: simulando infartos y desmayos, provocando peleas o, incluso, esperando a la policía para ser detenidos. Algunos ya son famosos y los restauradores, solo verlos entrar por la puerta, ya se temen lo peor. Uno de ellos, Aidas J., conocido popularmente como el gastrojeta, volvió a ser detenido este miércoles en Alicante.
Este hombre, de 50 años y originario de Lituania, ha sido detenido más de 20 veces durante el último año por marcharse sin pagar de los establecimientos. Normalmente, lo hace fingiendo un ataque cardiaco y negándose a pagar la cuenta cuando llegan los servicios de emergencias. El juez, finalmente, ha decidido que ingrese en prisión provisional por acumulación de delitos leves de estafa. Cuando el magistrado le ha preguntado si lo habían detenido alguna vez por lo mismo, el gastrojeta simplemente ha sonreído.
El rey del simpa, más de 60 detenciones por no pagar
En Zaragoza, los restauradores también temen cada vez que ven a Antonio Grimal entrar por la puerta. Conocido como el rey del simpa, este hombre de 48 años nacido en Barcelona cuenta con más de 60 detenciones en los últimos seis años. Su modus operandi no es nada disimulado. Cuando le traen la cuenta, dice que no quiere pagar. Si el camarero le dice que lo denunciará, se queda esperando la llegada de la Policía.
Su caso se hizo tanto famoso que se llegó a abrir una cuenta de Instagram. En julio de 2022, lo llegaron a detener seis de los siete días de la semana. Pasaba la noche en los calabozos de la comisaría, el juez lo dejaba en libertad por la mañana y al mediodía volvía a actuar. Al ser delitos leves de estafa no podían enviarlo a prisión. Acabó entrando, sin embargo, por no pagar las decenas de multas que le ponían.
Simpas también en bautizos y hoteles
El gastrojeta y el rey del simpa no son los únicos. En Valladolid, un hombre se marchó de una veintena de establecimientos sin pagar la comida. En Ponferradina, un grupo se negó a pagar una cuenta de 10.000 euros porque no les había gustado la comida. También hay simpas en grandes celebraciones. En un bautizo en Zaragoza protagonizaron una pelea para no pagar 3.000 euros y en otro convite similar en León aprovecharon la conga para salir disimuladamente y no pagar los 2.000 euros que quedaban pendientes. Incluso, hay simpas más allá de los restaurantes. Un hombre de nacionalidad suiza pasó el verano en Palma de Mallorca alojándose en varios hoteles sin pagar y dejando a deber más de 5.000 euros.