La protectora Ave Fénix está sufriendo una auténtica odisea en los últimos meses. El pasado mes de septiembre tuvo que abandonar el lugar donde había estado los últimos cinco años porque se le acabó el contrato y desde entonces va de lugar en lugar de forma provisional sin poder establecerse en ninguno de ellos definitivamente. Cada vez que eso pasa, su propietaria, Gladys Freginals, tiene que llevarse los 300 pájaros exóticos que tiene repartidos en jaulas hasta el nuevo emplazamiento. Denuncia que está "desamparada" y que la Generalitat y los diferentes ayuntamientos no hacen más que ponerle trabas administrativas. Ha llegado a una situación límite y no sabe cuándo más podrá durar, motivo por el cual está pidiendo la ayuda de alguien que tenga un espacio dónde poder establecer a su protectora.

La protectora más grande de aves exóticas de Catalunya

Con unos 300 pájaros exóticos, la protectora Ave Fénix es la mayor que existe en Catalunya dedicada a este tipo de animales. Cuenta con 38 socios que pagan una cuota de 50 euros. Nacida el año 2000, la entidad cuida de muchas especies exóticas, la mayoría provenientes de Sudamérica o África. Hay agapornios, cacatúas guacamayas, loros grises cola rojos, aratingas del sol o ninfas. Muchos de ellos han sido abandonados o maltratados y algunos han sido víctimas del tráfico ilegal de aves. Otros los han dado a la protectora los propietarios que ya no se podían hacer cargo por diferentes motivos. A estos últimos, Gladys les pide un pago anual de 120 euros para su mantenimiento, pero la gran mayoría de ellos deja de pagar al cabo de un año.

Desde hace unos meses, sin embargo, el día a día de la protectora se ha vuelto un calvario. Durante cinco años ha estado en unos terrenos de Porqueres (Pla de l'Estany) que tienen el título de núcleo zoológico, pero en septiembre se le acabó el contrato y la echaron. Desde entonces están buscando un lugar donde instalarse, pero no encuentran ninguno. Consiguió alquilar unos terrenos, pero el propietario decidió triplicar el precio del alquiler y Gladys ya no lo podía pagar. Más tarde encontró un terreno de 2.500 metros cuadrados en Lloret de Mar que podía utilizar de forma gratuita, pero el municipio no permite núcleos zoológicos en el actual POUM y lo tuvo que desestimar.

Ahora está en unos terrenos que le han dejado como un favor personal, pero se tendrá que marchar antes de un mes. En este emplazamiento no hay lugar suficiente para los 300 animales y mucho de ellos tienen que estar de momento en jaulas pequeñas para su tamaño. Gladys explica que se ha intentado poner en contacto con los ayuntamientos de una veintena de municipios, pero la gran mayoría no le han dado respuesta. Tampoco la han ayudado desde la Generalitat, según explica, lamentando que ninguna institución pública la haya querido ayudar. Ha llamado a zoológicos, hoteles o campings, pero tampoco la ayudan. Ha tratado de comprar algún terreno, pero aparte que no se lo puede permitir, se encuentra con que la gran mayoría de fincas rústicas no permiten acoger a una protectora de animales exóticos.

Gladys se muestra contraria al hecho de cerrar a la protectora. No quiere deshacerse de los pájaros que ha tenido que cuidar durante tantos años, sino que quiere encontrar un lugar adecuado donde poder tener unas instalaciones con condiciones para poder establecer a la protectora. Su idea es abrir puertas a la ciudadanía y también que se puedan hacer visitas escolares. "¿Qué hago con los pájaros? ¿Los libero? ¿Los regalo?", se pregunta, reconociendo que el continuo ir y venir de los últimos meses está estresando a los pájaros y algunos no lo han podido superar.