La investigación de la Divisió d'Investigació Criminal (DIC) de los Mossos d'Esquadra del Camp de Tarragona no ha sido fácil para poder relacionar al hombre de 49 años, nacionalidad marroquí, con el crimen de su pareja, el pasado mes de septiembre, en Riudecanyes, en el Baix Camp. La policía catalana lo interrogó el primer día, pero él negó tener ninguna relación con los hechos y, aparte de dar información que se ha demostrado que era falsa, también intentó despistar a la policía. La mujer, de 36 años, también de Marruecos, como su marido, fue encontrada sin vida en el barranco del Gendre, en este municipio del Baix Camp, a tocar de la carretera T-313, bastante lejos del núcleo urbano del pueblo; un hecho que ha sido clave en la investigación policial que ha permitido, esta semana, citarlo a declarar en comisaría y detenerlo. Los indicios que los investigadores de los Mossos han recogido contra él han hecho que el juez Diego Álvarez de Juan lo haya enviado directamente a prisión de Tarragona, donde ya ha ingresado.

No fue un suicidio 

La mañana del 8 de septiembre fue encontrado el cuerpo de la mujer. A pesar de que no tenía heridas de arma blanca ni de arma de fuego, los Mossos no se creyeron la versión del suicidio que intentó defender su marido. Hacía poco que habían llegado de pasar las vacaciones de verano en Marruecos y allí la mujer dijo que se quería divorciar del hombre, pero su padre la convenció, y volvieron hacia el Camp de Tarragona, donde malvivían en un piso en Riudecanyes y tenían un trozo de tierra, en el mismo pueblo, junto a la zona donde fue encontrada muerta. Las investigaciones policiales avanzaban para aclarar los hechos; tal como avanzó ElCaso.com, los Mossos no cerraban ninguna puerta, y el crimen, a pesar de que no tenía signos evidentes de criminalidad, era una de las posibilidades que cada vez ganaba más fuerza.

Las declaraciones del hombre, contradictorias y cambiantes, pusieron en alerta a la policía. También la declaración de una de las hijas de la mujer, que negó en todo momento que su madre quisiera suicidarse, como intentó hacer creer el hombre. Aún más: la mujer había conocido a una persona y tenía planes de futuro, lejos de su marido —y verdugo—, pero nunca llegaron a materializarse. El día de los hechos el hombre salió de su casa a primera hora, todavía con la mujer en casa, y después volvió, cambiado de ropa, y asegurando que no sabía dónde estaba su pareja. En el tiempo transcurrido entre que salió del piso y volvió, no se sabe qué hizo. Él aseguró que había ido a tirar la basura, pero las cámaras no lo vieron haciéndolo. Como no sabía dónde estaba la mujer, dijo que quería ir a la comisaría de los Mossos de Cambrils a denunciar la desaparición; un primer hecho que puso en alerta a la policía cuando lo interrogaron por primera vez.

Extraña prisa por denunciar la desaparición

Él mismo aseguró que el sábado anterior la mujer se había marchado de casa casi cuatro horas —arreglada, no para ir a pasear por el pueblo, sino que la familia sospecha que había quedado con otro hombre— y que, aunque él no sabía dónde había ido, no se preocupó y volvió al cabo de un rato. En cambio, el día de los hechos, no hacía ni una hora que no sabía dónde estaba la mujer cuando ya quería presentar la denuncia. Algo no cuadraba a los investigadores de los Mossos. También encontraron sangre en la ropa que llevaba y las versiones diferentes que fue dando a las preguntas de los Mossos no coincidieron.

El análisis del móvil del hombre, recuperado por los Mossos durante la investigación, ha sido clave para ubicarlo en dos lugares, en dos momentos clave. Entre las ocho y las nueve de la mañana, según las antenas a las que se conectó el móvil del hombre, estuvo en la zona del barranco del Gendre, donde fue encontrada la mujer muerta. Antes y después, en cambio, el móvil estuvo conectado a la antena que da servicio a la zona del pueblo. Todo cuadra, según los investigadores. El hombre agredió a la mujer y después, fingiendo que se había suicidado, la dejó abandonada en aquel barranco, donde alrededor de las diez fue encontrada ya sin vida.

Errores buscando no ser detenido por el crimen

Es clave también el testimonio de un vecino que, antes de la hora en que supuestamente el hombre había estado en el barranco, pasó por la zona y no vio nada extraño. Cuando fue detenido este miércoles, los Mossos inspeccionaron el coche del hombre y encontraron lo que todo parece indicar que es sangre. Sospechan que el hombre hirió, o incluso mató, a la mujer y después la abandonó allí. Cuando se supo que estaba muerta —si no lo sabía ya—, inició la operación de distracción, pero la cadena de errores, el testimonio de la hija y también un vídeo que la víctima grabó, donde se oye cómo el hombre la amenaza, han ayudado a cerrar la investigación, a pesar de que meses después del crimen. El hombre, nacido en Marruecos y sin ningún arraigo en nuestro país, se pensó que podría llegar a ser más inteligente que la policía y no se ha ido en todo este tiempo.

Ahora, después de ser entregado al juzgado de Reus que ha llevado la investigación, lo han enviado a prisión, a Mas d'Enric, sin fianza, por miedo a que, ahora sí, sabiendo que los Mossos lo tienen acorralado, pueda escapar hacia Marruecos y no presentarse al juicio cuando se celebre. La familia, con tres hijos, vivía en condiciones precarias en un piso de Riudecanyes, según han explicado varios testigos. La mujer quería dejar la relación y había conocido a otra persona, y el hombre, a pesar de que lo negó en las declaraciones a los Mossos, lo sabía. Sospechan que le hizo daño en una pelea cuando ella le recriminó que no hacía nada y que quería divorciarse.