Esta mañana ha arrancado, en Constantí, en la zona de La Patá, el macrodesalojo judicial de una treintena de pisos ocupados desde hace años en la calle del Prat de la Riba. Con un gran despliegue policial con el ARRO y la Brimo de los Mossos, para la previsión de posibles incidentes, se ha asegurado la calle y se han ido recuperando todos los pisos que había que vaciar y entregar a la propiedad. La situación se alarga desde hace casi diez años, cuando, después de no poder venderse los pisos construidos en el año 2013, varias familias, todas de etnia gitana, expulsadas de otras barriadas de la zona de Tarragona y también del área metropolitana de Barcelona, fueron ocupando todos los pisos de dos bloques de esta calle. Uno de los bloques ya está desocupado y tapiado. Hoy ha tocado hacer el macrodesalojo del segundo, donde todavía quedaban varias familias, que vivían, sin embargo, en condiciones inhumanas. Los pisos están completamente destrozados, algunos sin puertas, y muchos de ellos también destruidos en el interior.
Gran despliegue policial
Con equipos de orden público de la Brigada Móvil (Brimo), de la Unidad de Seguridad Ciudadana y del ARRO del Camp de Tarragona -apoyados con drones y efectivos de la Unidad de Intervención y Soporte (UIS) del SEM- se ha accedido a la calle, se ha asegurado y se ha ido recuperando piso por piso, que ya estaban vacíos. Ayer por la noche, según ha podido saber ElCaso.com, los ocupantes, antes de huir, sabiendo que hoy se haría un despliegue policial, y que algunos podrían acabar detenidos por cuentas pendientes, quemaron contenedores, acabaron de destrozar las casas y crearon trampas para los Mossos d'Esquadra. La treintena de pisos de este segundo bloque, donde vivían los ocupas y desde donde vigilaban las plantaciones de marihuana que cultivaban en el edificio de delante, ya tapiado, han podido ser liberados para devolverlos a la propiedad. Solo quedan cuatro pisos donde los ARRO tendrán que entrar para comprobar que no queda nadie, una vez la autoridad judicial lo autorice.
Los pisos han quedado completamente inhabitables y algunas fuentes municipales aseguran que se tendrán que derribar, para evitar que, aunque se tapien, vuelvan a estar ocupados y, por lo tanto, que vuelva a empezar el problema. Con esto en mente, durante los próximos tres días se mantendrá una intensa vigilancia policial en torno a los dos bloques para asegurar que estas personas no intentan volver.

Antes del desalojo de hoy, se había querido conseguir un acuerdo de alquiler social con los ocupas, con la empresa BuildingCenter, que gestiona el parque inmobiliario tóxico de CaixaBank, pero se negaron, asegurando que no podían pagar más de 50 euros por cada uno de los pisos. Algunos de los ocupas incluso aseguran que fueron estafados por otras personas que les "vendieron" los pisos, aunque ninguna de las denuncias ha prosperado.

La Patá, una 'no-go zone' del Camp de Tarragona
Esta zona de Constantí, en el Tarragonès, se ha convertido en uno de los barrios más complicados del Camp de Tarragona y casi una no-go zone, un espacio donde la ley brilla por su ausencia a pesar de los esfuerzos de los Mossos d'Esquadra. Son habituales las batidas policiales en la zona contra el tráfico de droga. Durante tres años, cada mes de cosecha, se han hecho asaltos en pisos convertidos en plantaciones de marihuana, pero los supuestos narcotraficantes quedan en libertad en pocas horas. El carnaval de hace dos años, después de unos incidentes en la zona del pabellón municipal, un grupo de jóvenes atacó a los Mossos d'Esquadra del ARRO en una de estas calles, hiriendo a varios policías. Se detuvo una decena de jóvenes, todos del mismo clan, pero también quedaron en libertad.
