Lilia, la niña de ocho meses que apareció en avanzado estado de descomposición el día 12 de julio en la playa de la Costa Dorada de Roda de Berà murió cuando la barcaza con la cual huyó de Argelia naufragó después de hacer más de 300 kilómetros desde Cherchell, de donde salieron el 21 de marzo. Después de días en el Mediterráneo, un mar que, por la falta de control de los estados, las mafias de tráfico de personas han convertido en un cementerio, el 6 de abril aparecieron varios cuerpos junto a Ibiza, a la altura de Dénia. Entre estos cadáveres que se recuperaron fruto del naufragio de la patera estaban los padres de Lilia, pero no se encontró el bebé.
Las autoridades argelinas tenían información, fruto de las investigaciones que hacen para intentar, aseguran, parar este tipo de embarcaciones, que la zódiac negra con motor que había salido con 15 personas desde Cherchell llevaba a bordo una pareja con su hija de ocho meses. Esta información fue clave para la Guardia Civil para poder estirar la investigación que se inició desde que un operario de la limpieza de las playas de Roda de Berà, en el Tarragonès, dio la voz de alarma a raíz del hallazgo de la menor en la playa, la semana pasada. En un primer momento, se buscó si había activas búsquedas o denuncias por desapariciones de menores, pero en la zona, y con aquella edad, no había ninguna coincidencia. Al mismo tiempo, el cuerpo de la niña presentaba claros signos de haber estado días en el mar. A la deriva hizo casi 270 kilómetros, durante semanas.
ADN, pañal y corriente marítima
Con esta información y las pruebas de ADN que se hicieron a la criatura, comparándolas directamente con las que se habían hecho a la mujer encontrada en el naufragio del mes de abril, pudo confirmarse que la pequeña era la hija de aquella pareja que las autoridades argelinas habían informado que habían escapado de su país con el objetivo de llegar a la Europa de las "oportunidades". El pañal que llevaba la niña también ayudó a centrar la investigación. Se trataba de una marca que se distribuye, sobre todo, en el Norte de África y Turquía.
No hay ninguna prueba más fehaciente que la comparativa positiva con el ADN de la madre, Samira, pero el Servicio Marítimo de la Guardia Civil también ha analizado las corrientes marítimas para encarar la investigación y poder saber si era posible que el cadáver de la niña, que no presentaba ningún tipo de signo de criminalidad, había podido llegar a Roda de Berà desde la zona de Ibiza donde naufragó la patera. Hay que recordar que sigue abierta otra investigación para aclarar quién es, y como murió, una mujer que llegó a la playa del Miracle de Tarragona, que todavía no ha podido ser identificada.
La mafia de la ruta Argelina
Los padres de Lilia pagaron 7.000 euros cada uno de ellos para poder embarcarse en esta barcaza que los tenía que llevar hasta Europa, pero que finalmente significó el final de su historia. Salieron desde Tipasa los tres, de donde eran originarios, y fueron hasta Cherchell, donde embarcaron con la zódiac que acabó naufragando. Para subir en ella, sin embargo, tuvieron que pagar los 7.000 euros que cobran las mafias que organizan estos viajes, y salir de madrugada, para evitar el control de la policía de Argelia.
La ruta que querían hacer Lilia, sus padres y los otros que iban en la embarcación es la que se conoce como la "ruta argelina" y si bien es una de las más rápidas, también, evidentemente, deja a muchas víctimas mortales. El destino de esta ruta es la parte sur del País Valencià o las islas más en el sur de las Balears. Varias organizaciones proderechos humanos aseguran que en esta ruta de Argelia al estado español el año pasado, en 2022, murieron más de 400 personas.