Desde 2020 un grupo criminal ubicado en Barcelona se ha dedicado a la ocupación de pisos, la mayoría de bancos, con el fin de realquilarlos a otras personas, sobre todo, personas en situación irregular en España, que normalmente tienen limitaciones a la hora de acceder a pisos por circuito oficial, por el precio o por la documentación que solicita la propiedad. Esta mafia ocupa, después de ocupar las casas, donde colocaban de manera estratégica a niños menores de edad para evitar ser desalojados por los Mossos d'Esquadra y las autoridades judiciales si eran detectados durante las primeras horas, los jefes de la banda alquilaban de manera ilegal el piso a otras personas. En los últimos cuatro meses, y según los datos facilitados este martes por el Inspector Josep Naharro, jefe del Área de Investigación Criminal de Barcelona, la banda, la majoria originarios de América Latina, han ocupado doce pisos en Barcelona y L'Hospitalet de Llobregat y lo han intentado en doce más, también en el área metropolitana. Los Mossos creen que con estos doce inmuebles, y durante este cuatro meses, han ganado 40.000 euros de manera fraudulenta —ingresaban más, pero también tenían que pagar a sus colaboradores—. Los Mossos d'Esquadra han detenido a nueve personas, entre ellos los jefes y los ejecutores de los empleos, y al día siguiente de ser detenidos, el 16 de noviembre, ya volvieron a ser dejados, todos, en libertad con cargos.

¿Cómo funciona esta mafia ocupa de Barcelona?

Hace meses que los Mossos d'Esquadra iban detrás de esta organización criminal que había encontrado en las ocupaciones su modus vivendi. No es la única que trabaja en Barcelona, pero es la que desde la Unidad de Investigación de Sants-Montjuïc se pudo empezar a investigar, trabajar y, ahora, desarticular, aunque nadie espera que, después de ser dejados en libertad, abandonen este lucrativo negocio que, según los datos recogidos por los Mossos en los registros hechos el pasado 15 de noviembre, llevan haciendo, como mínimo, desde 2020.

La banda estaba organizada a tres niveles, según ha detallado el jefe de la investigación, el inspector Naharro. Los tres líderes eran los encargados de organizar la banda, escoger los pisos objetivos y gestionar toda la infraestructura para llevar a cabo la ocupación y simular, con la utilización de niños menores de edad, ocupaciones de carácter vulnerable para evitar la acción de la policía, y consolidarla, para hacer que el proceso se dilate con la intervención judicial.

 

El segundo nivel eran los encargados de hacer las ocupaciones técnicamente: abrir la puerta, cambiar las cerraduras, pinchar la luz, vigilado. Y el tercer nivel era las personas que ocupaban físicamente los pisos, que eran subcontratados por la misma organización por 500 euros por ocupación. Algunas veces que los Mossos recibían avisos de ocupaciones y se presentaban en el lugar, los ocupas hacían llorar sus hijos o sobrinos para complicar la actuación policial, asegurando que eran familias vulnerables y que no tenían a dónde ir. La policía tenía que informar al juzgado y no podía echarlos de manera rápida y efectiva, abriéndose, entonces, una horquilla temporal que se podría alargar muchos meses. Con esta rendija del sistema garantista, los delincuentes aprovechaban para realquilar el piso a terceras personas. Desde hace pocas semanas los Mossos cuentan con un nuevo protocolo con el fin de hacer los desalojos en ocupaciones flagrantes o desahucios cuando se reciban las órdenes judiciales, con dos PNT aprobados por la Prefectura y el departamento de Interior.

Alquiler de habitaciones, de pisos enteros o "venta"

Esta banda criminal tenía varios modus operandi para sacar dinero de las ocupaciones. Podían ofrecer habitaciones para alquilar, en precios entre 200 y 500 euros en el mes. El público de esta oferta eran personas en situación irregular en España, que no tenían posibilidad de conseguir alquileres de manera regular. También ofrecían los pisos enteros por un pago al mes o, incluso, ofrecían "vender" los pisos a familias por precios que podían ir de los 8.000 a los 10.000 euros y ellos cedían el inmueble a la familia y se despreocupaban de la ocupación y de ir cobrando cada mes. Siempre había pisos vacíos para ocupar.

Cuando había alguna familia que necesitaba alguno, el entramado de la organización se ponía en marcha. Lo buscaban, lo ocupaban, hacían el teatrillo, incluso haciendo llorar a los niños, y después lo realquilaban de manera ilegal a la familia que lo necesitaba. En esta investigación los Mossos han considerado a los clientes como víctimas, aunque, tal como ha detallado el inspector Naharro, eran completamente conscientes de cómo se conseguía el piso y que lo alquilaban por debajo del precio de mercado. El mismo inspector ha explicado que la investigación ha sido muy complicada porque nadie había denunciado los hechos y era muy complicado poder dibujar el perfil de la organización criminal.

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El inspector Josep Naharro, ninguno del AIC de Barcelona, durante la rueda de prensa en las Corts / Foto: Carlos Baglietto

Economía circular: pagar para echarlos

La banda criminal desarticulada por los Mossos d'Esquadra en Barcelona había encontrado una nueva manera también de ganar dinero con las ocupaciones. Concretamente, con las desocupaciones. Si bien la mayoría de pisos que tiran la puerta al suelo y ocupan son propiedad de bancos o grandes inversores, algunas veces los jefes de la banda habían dialogado directamente con los propietarios reales de las viviendas para ofrecer sus servicios para desalojar los ocupas —que ellos mismos habían colocado—. A cambio de una tarifa de entre 8.000 y 10.000 euros los echaban, pagando una pequeña cantidad a los ocupas, que se tenían que marchar. Economía circular 100%. Ellos creaban la necesidad y la solución, eso, ni a las mejores escuelas de negocio de Catalunya.

Los Mossos d'Esquadra también han detectado que la mafia ocupa, después de un tiempo, cuando ya habían echado los ocupas, y cuando confirmaban que los propietarios legítimos no habían instalado medidas de seguridad y protección en los pisos, volvían a ocuparlos y pedían, nuevamente, dinero para vaciarlos. Según los investigadores, los arrestados son el TOP5 de las personas que han protagonizado ocupaciones de manera delincuencial en la ciudad de Barcelona en los últimos años.

La mafia ocupa en Mataró y otros puntos del país

No es la primera vez que una mafia ocupa instaura su ley. En julio los Mossos d'Esquadra desarticularon en Mataró, en el Maresme, una organización controlada por un grupo de personas de etnia gitana y nacionalidad española que pedía 1.500 euros por pisos que ellos habían abierto, vaciado y cambiado las cerraduras. En aquel caso, donde se detuvieron una decena de personas, se detectó que la mafia también ofrecía, por el mismo precio, hacer la mudanza a los clientes-víctimas. Como en el caso de Mataró —que actuaban por toda la comarca— los detenidos quedaron en libertad al cabo de pocas horas.