El problema de las ocupaciones ilegales, que se han extendido por todo Catalunya, genera inseguridad. También violencia. Este lunes, cuando faltaban pocos minutos para las cuatro de la tarde, la propietaria de un local de la avenida Maresme, junto a la plaza del Gas, se presentó allí al tener sospechas que, al estar vacío, alguien había entrado y para arreglar la puerta. Cuando llegó vio que no solamente les habían entrado, también había cuatro personas en el interior, que se habían instalado allí. La mujer se presentó con un amigo suyo y también un cerrajero, que tenía la intención de arreglar la puerta.
La propietaria y el amigo de la mujer recriminaron a los cuatro jóvenes que estuvieran en el interior de una propiedad suya y lejos de marcharse, se enfrentaron a ellos. Tal como consta en la denuncia presentada, uno de los jóvenes, de 18 años y de nacionalidad marroquí, salió a la calle e increpó y empujó a la mujer, a pesar de que no la hirió.
La peor parte se la llevó el amigo de la mujer. El joven cogió un palo de madera y le abrió la cabeza, teniendo que ser atendido de urgencia por el Sistema de Emergencias Médicas (SEM). No se sufre por su vida y pudo ser dado de alta e incluso se desplazó a la comisaría a denunciar los hechos.
Detenido por las lesiones
Poco rato más tarde dos patrullas de los Mossos d'Esquadra se presentaron delante del local ocupado y conversaron con los jóvenes a fin de que salieran para ser identificados. De los cuatro, la víctima pudo identificar una, la que lo atacó, que quedó detenido por un presunto delito de lesiones. El joven hace pocos meses que ha hecho 18 años y, según ha podido saber ElCaso.com, ya acumula cuatro antecedentes policiales. Los Mossos también identificaron a tres personas más, también jóvenes, por estar de manera irregular al local. Todos con antecedentes.
Sin embargo, no fueron desalojados. Ya hacía días que lo habían ocupado y ahora tendrá que ser un juez quien ordene el desalojo. La propiedad presentó la denuncia por ocupación ilegal y habrá el recorrido judicial tendrá que hacer su trabajo. Se trata de un local sin espacios para vivir, donde los cuatro jóvenes, sin embargo, se habían instalado. Es un fenómeno que no es nuevo en Catalunya, dónde estas ocupaciones, de marcado cariz delincuencial, y lejos de los movimientos okupas o de ocupaciones de carácter social, convierten los locales en verdaderas cuevas de ladrones, que aprovechan para estar y también para guardar los productos robados. En Barcelona la semana pasada los Mossos d'Esquadra pudieron desalojar un local de estos y encontraron bicicletas y patinetes eléctricos.