Las agresiones a funcionarios de prisiones hace tiempo que dejaron de ser casos aislados para convertirse en el día a día para los trabajadores de los centros penitenciarios, que van al trabajo sabiendo que la política penitenciaria cada vez es más obsoleta y que no acaba de estar garantizada su seguridad. En solo tres días en Catalunya ha salido a la luz dos casos de agresión a funcionarios de prisiones. El primero, como explicaba ayer ElCaso.com pasó el martes 2 de septiembre, cuando un interno del Centre Penitenciari de Lledoners no quiso hacer caso a las indicaciones de la funcionaria mientras se hacía la bajada obligatoria al patio, y le mostró los genitales. El individuo, cuya nacionalidad no ha trascendido, fue denunciado por un supuesto caso de agresión sexual.
El segundo episodio de violencia contra los funcionarios de prisiones tuvo lugar días antes, el sábado 30 de agosto en el Centre Penitenciari de Ponent, en Lleida, concretamente en el departamento especial. Este departamento está destinado a presos que alteran el correcto funcionamiento del día a día de la prisión y que, a causa del nivel de peligrosidad de su comportamiento, tienen que estar aislados del resto de internos. Según ha podido saber ElCaso.com, un hombre de 25 años con graves problemas de adaptación al centro, que llevaba un día interno al departamento especial, intentó apuñalar a varios trabajadores de la prisión.
Los hechos empezaron cuando el hombre empezó a hacer reclamaciones y divagaciones sin ningún tipo de sentido y empezó a destrozar la celda. Rompió la ventana y arrancó todos los trozos de cristal, de entre 40 y 50 centímetros y los tiró en el suelo para romperlos. Con los trozos de vidrio pequeños el interno empezó a gritar y autolesionarse, mientras amenazaba a los trabajadores que intentaban calmarlo. Según informa CCOO a ElCaso.com se intentó mediar con el reo, para desescalar la situación, pero fue una tarea contraproducente, ya que el individuo no mostraba ningún tipo de respeto hacia el personal que estaba trabajando, especialmente a las mujeres funcionarias. Finalmente, al ver que el interno no se calmaba, el grupo de profesionales —entre el cual había personal sanitario, de régimen y de tratamiento— intervino y entró en la celda, para impedir que el interno siguiera lesionándose y provocando destrozos en el habitáculo.
Trabajan con asesinos y violadores, pero no son agentes de la autoridad
En la operación para reducir al individuo, este se tiró sobre uno de los funcionarios, que llevaba el escudo de intervención, e intentó apuñalarlo con un cristal triangular de unos 25 centímetros de largo por 14 de anchura. Por suerte, la protección funcionó y no hizo daño al trabajador, pero el interno propinó puñetazos y patadas a los funcionarios hasta que estos consiguieron reducirlo.
A pesar de la agresividad del hombre, ningún funcionario resultó herido, pero CCOO destaca que la media de edad de los profesionales que intervinieron en la actuación está en torno a los 50 años, el doble de la edad que tiene el preso. Es evidente que el individuo tiene mucha es fuerza y agilidad que los trabajadores. Por eso, el sindicato reclama una ampliación de la plantilla, con la finalidad de conseguir una ratio mucho más baja de presos por funcionario.
Además, el personal de prisiones hace tiempo que lucha por ser reconocido como agente de la autoridad. Trabajan día a día con violadores, asesinos y gente muy agresiva, pero no tienen el mismo material que puede tener un agente de la autoridad, como una defensa o un espray. El sindicato recuerda que el reglamento penitenciario permite la utilización del espray en casos violentos como este, pero se retiró en los años 90 y, desde 2023, la conselleria todavía estudia la posible reimplementación.