Es un peligro, pero la dictadura de los protocolos en la que está instalada la sociedad catalana no ha encontrado manera de apartar al médico de 66 años que fue arrestado por los Mossos d'Esquadra acusado, el pasado 11 de septiembre, de haber secuestrado a una paciente suya. El hombre atendió a la mujer, con problemas de salud mental, en las urgencias del hospital de Salt y después, supuestamente, se la llevó a su casa, en Blanes, donde la tuvo retenida hasta la tarde de ese día, cuando la chica pudo escapar y avisar a la policía. A los pocos días la policía catalana lo pudo arrestar, aunque quedó en libertad. El médico, Ernesto Luis G.R., de nacionalidad española, ya había tenido problemas con la justicia anteriormente.
Ahora se ha sabido que el médico sigue formando parte de la plantilla del Hospital Dos de Maig de Barcelona, donde trabaja en el área de urgencias, aunque sí ha sido apartado del Hospital de Santa Caterina, el de Salt, donde, supuestamente, contactó con la víctima y se la llevó a su casa para, según la acusación, agredirla sexualmente. Cuando la dirección del Hospital Santa Caterina se enteró de la detención, lo apartó inmediatamente de sus funciones y abrió un expediente informativo. El trabajo principal del médico, sin embargo, es en urgencias del Dos de Maig de Barcelona, centro concertado del Consorci Sanitari Integral (CSI). Aquí, en cambio, no ha habido ninguna reacción: aseguran que respetan la presunción de inocencia y que los hechos no se produjeron en su hospital y se defienden asegurando que el médico está de baja desde que fue detenido. Aun así, si el médico volviera a trabajar, podría hacerlo en este hospital de Barcelona.
Desde el departamento de Salut se cree que no pueden obligar a centros concertados —al menos, ningún protocolo o acuerdo lo prevé— a apartar a médicos por estas circunstancias, a pesar de la denuncia, la detención, la imputación y que otros centros lo hayan cesado. También hay que tener en cuenta que el juez que lo recibió después de ser arrestado, y que lo dejó en libertad, no ha acordado ninguna medida cautelar concreta que le prohíba ejercer como médico o acercarse a centros médicos, como sí se ha hecho con otros detenidos por casos similares. En casos de supuestas agresiones sexuales en entornos escolares o de ocio, el juez ha prohibido asistir a actividades a los arrestados mientras no se celebre el juicio.
Pendientes de la sentencia
Con el caso del médico del Dos de Maig, si el centro no cambia de opinión, tendrá que esperar a que haya una sentencia firme por parte del juzgado de Blanes o, si es antes del juicio, a que haya alguna medida cautelar dictada por el juzgado de instrucción que obligue al hospital a cesar o apartar al médico. De momento, si vuelve de la baja, podrá seguir trabajando en el área de urgencias de este centro de Barcelona.