Los ladrones de Barcelona han mejorado su método para robar a turistas despistados en las terrazas. Todo el mundo los avisa de que siempre hay que tener vigiladas las pertenencias, pero algunos todavía no lo hacen. Las imágenes de las cámaras de seguridad de un establecimiento de la plaza Sant Josep Oriol del barrio Gótico muestran este sencillo, pero efectivo método que ha dejado atrás los tirones violentos y también el famoso Ronaldinho —robarte mientras te distraen tocándote en medio de la calle. Las imágenes se han hecho virales.
En el vídeo, tres personas charlan tranquilamente en la terraza de un bar. Una de ellas deja el bolso en el suelo, al lado de una bolsa de papel. En este momento aparece el ladrón: un joven que anda con toda la calma del mundo y se acerca a la mesa sin llamar la atención. Si no lo conoces, como sí que lo conocen los Mossos, nadie sospecharía de él.
Con un movimiento suave, engancha el asa del bolso con el pie y lo va arrastrando poco a poco hacia su posición. Nadie se da cuenta de ello: ni los clientes de la terraza ni los peatones que pasan por el lado. Cuando lo tiene lo bastante cerca, se arrodilla con naturalidad, lo coge y lo pone dentro de una bolsa que ya lleva preparada; sabía perfectamente dónde iba. Todo en segundos, sin prisas, y marcha del lugar con absoluta tranquilidad. También sorprende del vídeo, y fuentes policiales aseguran que es habitual, que el malhechor va vestido como un turista, para pasar desapercibido.
Los ladrones que actúan en el centro de Barcelona intentan pasar desapercibidos entre la multitud de visitantes para poder actuar con más facilidad, con un uniforme de "trabajo" adecuado o buscando estos nuevos métodos. Aunque la policía buscará al ladrón, el delito, un hurto, es tan irrisorio que, a buen seguro, si no es que el ladrón de este vídeo está buscado por otras cosas, no entrará en prisión.
Objetos robados y revendidos al mercado negro
La mayoría de objetos robados, por hurto o por robos con violencia, son móviles y carteras, seguidos de cadenas de oro. Los móviles y las cadenas acaban vendidos en el mercado negro, en pisos que los compran de nuevo por poco dinero con el fin de sacar provecho. Hace pocas semanas los Mossos desmantelaron una mafia pakistaní que se encargaba de comprarles a los ladrones con el fin de poder ponerlos en circulación, después de hacer estafas, y que acababan en el norte de África.