Para cometer un asesinato hace falta tener mucha sangre fría y, al mismo tiempo, poder soportar los remordimientos después del crimen. Vivir sabiendo que has matado a una persona no es un sentimiento fácil y puede afectar mentalmente. Eso es lo que le ha pasado a una mujer argelina de 28 años, a quien el arrepentimiento ha hecho que esta semana se presentara en una comisaría de la Policía Nacional y confesara a los agentes que, hace casi un año, ella y su pareja, también de origen argelino, mataron a un abuelo en su casa en localidad alicantina de Elda.
Nadie pensaba que había sido un crimen
La confesión de la mujer ha cogido por sorpresa a todo el mundo, ya que nadie pensaba que la muerte de aquel abuelo hubiera sido un asesinato. Según detalla Información, el hombre, de 88 años, fue encontrado sin vida en su casa en Elda en febrero de 2023. Como no presentaba ningún signo de violencia, y dada su edad avanzada, el médico que certificó su muerte decretó que se trataba de una muerte natural. Por este motivo, no se le hizo ninguna autopsia ni se abrió ninguna diligencia en los juzgados. Los familiares incineraron su cuerpo y el caso se cerró como el de uno de los muchos ancianos que mueren cada día por este motivo.
Aunque podría haber sido un crimen perfecto y nadie se hubiera enterado nunca, el sentimiento de culpa de la mujer ha hecho que la verdad saliera a la luz. Según explicó a los policías, la víctima era vecino de su pareja y lo mataron para robarle. Ella le cogió las piernas, mientras él lo asfixió con un trapo. Después de esta confesión, los agentes la detuvieron. Posteriormente, también arrestaron al hombre, de 36 años, quien lo ha negado todo. Los dos son conocidos de la policía y tienen problemas con las drogas. Después de pasar a disposición judicial, han ingresado en prisión.