Entra y sale de comisaría como si fuera su casa. Comete un robo, lo detienen, pasa la noche en los calabozos de comisaría y al día siguiente, después de pasar a disposición judicial, vuelve a ser libre. Este es el caso de un chico marroquí de 20 años que actúa por Esplugues de Llobregat con la sensación de que es totalmente impune. Solo este 2025, el hombre acumula 33 antecedentes por cometer robos en vehículos, tal como ha podido saber ElCaso.com. Ahora, sin embargo, su suerte ha terminado y, finalmente, ha acabado ingresando en prisión.

A prisión tras 33 detenciones en menos de un año

El joven, vecino de L'Hospitalet de Llobregat, se dedica a ir hasta Esplugues de Llobregat y revienta los cristales de los coches para intentar saquearlos y llevarse todo lo que hay dentro. Este año lo ha hecho más de una treintena de veces y siempre le había salido bien, pero este martes, 18 de noviembre, la cosa cambió. Hacia la una de la madrugada, una patrulla de los Mossos lo pilló in fraganti. Los agentes vieron cómo rompía el cristal de un vehículo y lo detuvieron inmediatamente. Después de tantas detenciones, ya lo conocían y sabían quién era.

El multirreincidente pasó la noche en comisaría y fue entregado a los juzgados de Esplugues de Llobregat, pero esta vez no fue como siempre. Tras 33 detenciones en once meses, además de tres antecedentes previos que ya sumaba del año 2024, el magistrado ha decidido que ya era suficiente y lo ha enviado a prisión. Ahora, el ladrón ya duerme entre rejas y hay un delincuente menos en la calle, mientras que los vecinos de Esplugues de Llobregat vivirán un poco más tranquilos sin la angustia de que cualquier día se pueden encontrar que les han destrozado el coche y les han robado lo que tenían dentro. 

La multirreincidencia, uno de los grandes problemas de la delincuencia en Catalunya

El de Esplugues de Llobregat es solo uno de los cientos de casos similares que hay en Catalunya, donde prácticamente no hay pueblo o ciudad que tenga un delincuente así. Los diferentes cuerpos policiales los detienen, pero no parece que sirva para nada. Como se trata de hurtos o pequeños delitos que no son graves, el juez los acaba dejando en libertad y vuelven a hacer de las suyas. Esto supone una gran inseguridad para los ciudadanos, pero también un despilfarro de recursos, ya que mientras están detenidos se les da atención, se les facilita comida y al día siguiente, a la hora de pasar a disposición judicial, una patrulla que debería estar previniendo delitos y garantizando la seguridad, se tiene que destinar a llevar a los delincuentes hasta los juzgados.