No todos los crímenes tienen historia. Algunas veces, son pequeños segundos los que separan la vida de la muerte, el bien del mal, la libertad a acabar en la cárcel. El crimen de Mohamed, conocido por sus amigos y compañeros del Raval como el Gorba, sí.

Había empezado antes, pocas horas antes, en las chironas de los Mossos d'Esquadra. Después de una caliente discusión entre ellos en el sótano de la comisaría de los Mossos de las Corts, donde se trasladan todos los arrestados que hace la policía catalana y la Guardia Urbana en Barcelona, cuando ya estuvieron en libertad, uno fue a buscar el otro en donde sabía que lo encontraría, en la esquina de Riera Baixa con la calle del Hospital.

"¿Qué quieres? ¿Matarme a mí?"

Cuando el detenido por el crimen llegó a la zona, bajo los efectos de las drogas, según han explicado vecinos y conocidos del Gorba, insultó a la víctima. Mohamed se acercó y le preguntó si lo quería matar. "¿Qué quieres? ¿Matarme a mí?", aseguran amigos de él que le respondió a su agresor.

Sin mucho más charla, el hombre sacó un cuchillo de carnicería de una bolsa y se lo clavó en el pecho. Se escapó, pero algunos vecinos lo siguieron, sabían perfectamente quién era, y después los Mossos lo pudieron detener.

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Imágenes del hombre muerto, en la pared donde fue asesinado, en la esquina de Riera Baixa con calle del Hospital / Cedida

Mientras tanto, el joven, de 35 años y oficialmente de nacionalidad palestina, aunque es de Argelia -dicen a la policía, cuando llegan, que son de otra nacionalidad para facilitar el acogimiento o asilo-, se moría en el suelo. Un amigo suyo le intentó taponar la herida con la mano, pero no fue suficiente. Una ambulancia del Sistema de Emergencias Médicas (SEM) lo trasladaron crítico en el hospital, donde acabó muriendo por la herida pocos minutos después de la medianoche.

Una discusión para defender a un compatriota

Según han explicado conocidos de la víctima a ElCaso.com, la discusión en las chironas de los Mossos -que los dos se conocían a la perfección, habían sido detenidos más de 130 veces entre los dos; el asesino 100 veces- fue por la agresión que un compatriota argelino sufrió en la calle, hacía pocos días.

El joven muerto le recriminó la agresión desde otra chirona -aunque no tienen contacto físico y algunas veces tampoco visual- y el intercambio de reproches fue subiendo de tono, hasta que uno de ellos insultó gravemente a la otra.

Cuando después de pasar por los juzgados quedaron los dos en libertad con cargos, el mayor, de 59 años y oficialmente de nacionalidad libia, quiso ajustar las cuentas con el joven que le había faltado el respeto mientras estaban en custodia de los Mossos.