El primer asesino del mundo vivía en España. El crimen con el que todo empezó tuvo lugar hace unos 430.000 años en Atapuerca (Burgos). Fue de una brutalidad insospechada y con ensañamiento, incluso después de que la víctima muriera. Hablamos de la prehistoria y de unos 200.000 años antes de aparecer nuestra especie, el Homo sapiens, en algún remoto lugar del África subsahariana. Pese a ello, ya era considerado un homínido, de una variante anterior, y el fallecido, en este caso, era un joven de unos veinte años que fue golpeado hasta la muerte, supuestamente, por un compañero. ¿Qué sabemos del crimen de Atapuerca?

La primera víctima mortal conocida del mundo ha sido descubierta tras un estudio sobre el cráneo 17 (Cr-17) de la Sima de los Huesos, en la sierra de Atapuerca, y donde existe una misteriosa acumulación de cadáveres prehistóricos. La investigación fue publicada en la revista científica estadounidense Plos One y supone el caso más antiguo de homicidio intencionado de la humanidad, aunque por falta de pruebas no se ha podido catalogar como asesinato, pero no se descarta. El descubrimiento del crimen, no obstante, no logró revelar quién era el autor de los hechos, pero sí cómo se produjo a través de los 52 fragmentos del Cr-17 recuperados en la excavación entre 1990 y 2010. 

Dos golpes con un objeto contundente en la cabeza

El cráneo hallado fue escaneado utilizando un escáner industrial XYLON MU 2000-CT en la Universidad de Burgos y se hallaron dos fracturas traumáticas que habrían sido provocadas por dos golpes contundentes. De hecho, según el estudio, se descarta que fuera un accidente o que un animal hubiera atacado a este joven de unos veinte años, dado que no presentaba marcas de dientes de carnívoros, por ejemplo. Respecto a otras fracturas, como se ha visto en la Sima de los Huesos, que sería el misterioso cementerio prehistórico de Atapuerca, lo más probable es que se produjeran por el aterrizaje del cadáver sobre un objeto duro en el fondo del pozo vertical.

Cráneo 17 / Fundación Atapuerca
Cráneo 17 / Fundación Atapuerca

Los investigadores concluyen que las dos lesiones letales, aunque no se han podido confirmar las circunstancias de la muerte, fueron producidas por el mismo objeto, el arma homicida, en dos golpes diferentes y con distintas trayectorias. Cabe la posibilidad, y parece muy probable, que con el primer impacto la víctima hubiera muerto ya, por lo que un segundo golpe demuestra, supuestamente, que hubo ensañamiento en el crimen.

Clara intención de matar

En cualquier caso, y siguiendo criterios forenses, el individuo identificado por el cráneo 17 tuvo muy probablemente un cara a cara con otro homínido y los golpes, que se habrían realizado con un objeto contundente aunque no se ha podido detallar el arma del crimen ni el sospechoso al haber sucedido hace unos 430.000 años, muestran evidencias de que hubo una clara intención de matar. "Esto representa el caso claro más antiguo de agresión interpersonal deliberada y letal en el registro fósil de homínidos, lo que demuestra que se trata de un comportamiento humano antiguo", señalan en las conclusiones del estudio los investigadores Nohemi Sala, Juan Luis Arsuaga, Ana Pantoja-Pérez, Adrián Pablos, Ignacio Martínez, Rolf M. Quam, Asier Gómez-Olivenza, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell. Por el momento, el primer asesinato u homicidio intencionado del mundo se produjo en España 200.000 años antes de que apareciera el primer Homo Sapiens.