Francisco Berenguer Moreno, de 53 años, de nacionalidad española, vivía en los bajos cuarta del número 47 del paseo Universal, en el barrio de Horta de Barcelona. Cada dos semanas compartía piso con sus dos hijos, un niño y una niña, de 7 y 10 años, hijos de su expareja. Los vecinos lo recuerdan, pero no lo conocían. Hacía menos de tres años, desde después de la pandemia, que alquiló estos bajos, de dos pequeñas habitaciones y un comedor que él utilizaba como dormitorio y de espacio para ver la televisión.

Era un piso reformado, propiedad de un joven que se casó y se marchó del barrio y que lo alquiló a Francisco, que vivía solo la mayoría de los días; solo se le veía cuando tenía a los dos niños. Algunos vecinos recuerdan que jugaba a fútbol con el mayor en un patio interior, pero era un hombre muy seco, "hola y adiós", y gracias, explican.

 

Los vecinos todavía no se pueden creer lo que ayer se supo. Nadie se lo esperaba. Sabían que estaba separado, que tenía a los hijos cada quince días, pero nunca habían oído ningún alboroto, ninguna pelea, ningún grito. El descubrimiento del cuerpo de Francisco y de los dos pequeños se produjo en torno a las cinco de la tarde, cuando la madre, después de no poder contactar con el padre y de que el progenitor, tal como habían quedado, no llevara a los niños al colegio, presentó una denuncia a los Mossos d'Esquadra. La policía catalana, en quien recae la competencia sobre custodia de menores, se presentó en el piso y cuando consiguieron abrir la ventana, la que da a uno de los patios interiores que rodean el bloque, se encontraron la macabra escena. El padre, de 53 años, muerto, igual que las dos criaturas, de 7 y 10 años.

Olor de gas por todo el edificio

Al abrir la ventana el olor de gas salió. Los agentes que estaban en la zona activaron a los Bombers de Barcelona, que aseguraron la zona para evitar una deflagración y confirmaron que no se trataba de ningún escape fortuito, y que las llaves del gas de estos pequeños bajos estaban abiertas. Los vecinos explican que cuando la policía abrió la ventana también percibieron este olor a gas. Antes, sin embargo, nadie había notado nada extraño.

La vecina de los bajos tercera, que salió de casa en torno a las dos, asegura que notó un olor extraño cuando salió, pero que no le dio importancia. Cuando llegó a las diez de la noche, después de trabajar, se encontró la calle acordonada con los agentes de los Mossos d'Esquadra y conoció la fatal noticia.

Investigación para aclarar los hechos

¿Qué pasó en este piso del paseo Universal? La autopsia que les harán entre hoy y mañana a los dos niños tendrá que aclararlo, pero los Mossos d'Esquadra no tienen ninguna duda de que estamos ante un crimen perpetrado por Francisco, y que se puede enmarcar en una violencia machista para hacer daño a la madre con el asesinato de los niños.

Agentes del grupo de Homicidios de la región de Barcelona se han hecho cargo de las investigaciones, bajo la tutela del juzgado de instrucción 26 de Barcelona, para aclarar qué pasó y si el padre, que no tenía antecedentes de violencia con la madre de sus hijos, ahogó con gas de manera voluntaria a los niños, como todo parece indicar, o no. Agentes de la Policía Científica inspeccionaron a fondo el piso, donde hay una cocina pequeña y dos habitaciones más, donde los dos niños dormían en una litera. De esta primera inspección, a la espera de más diligencias y pruebas forenses, los investigadores tienen claro que se trata de un crimen de violencia doméstica. Estas pruebas, al mismo tiempo, tendrán que aclarar cuánto hacía que los dos niños estaban muertos y si fallecieron junto con el padre o antes. El día de Reyes, aseguran los vecinos, se cruzaron con el padre, que salió a tirar la basura.

Violencia vicaria: la muerte de los niños para mortificar a la madre

"Eran dos niños preciosos", aseguran los vecinos que veían al hombre jugando con sus hijos cuando los tenía en casa. Los dos, de 7 y 10 años, jugaban con su padre, pero vivían con su madre, que tenía la custodia entre semana, que compartían algunos fines de semana y también en tiempo de vacaciones, como estos últimos días, antes del fatal desenlace. Hacer daño a la madre, si se confirma, era el objetivo de Francisco. Es lo que se conoce como violencia vicaria, si bien el Código Penal no lo contempla, y lo enmarca en la violencia doméstica.

En Barcelona, recientemente, se vivió un caso parecido. Un hombre, que tenía también problemas de custodia con su mujer, asesinó, en un hotel de la avenida de Paral·lel, a su hijo Leo. Lo dejó muerto y escapó, huyendo de la policía durante días, hasta que fue localizado, colgado de un árbol, junto al Aeropuerto del Prat. Fue en verano de 2021. Si bien el caso quedó sin juicio, por la muerte del hombre, la madre del pequeño Leo consiguió retirar el apellido de su padre, y asesino, de su DNI.