Un chico de solo 18 años ha sido detenido por, supuestamente, haber accedido a las bases de datos de más de 40 organismos públicos y privados, entre las cuales, la Guardia Civil y la OTAN, para vaciarlas y vender la información personal de centenares de ciudadanos por la darkweb. El hacker, de nacionalidad española, ha sido localizado en el municipio de Calpe de Alicante, en el País Valencià, y está acusado de los delitos de descubrimiento y revelación de secretos, acceso ilícito a sistemas informáticos, daños informáticos y blanqueo de capitales; el adolescente ya ha pasado a disposición del Juzgado de Instrucción en funciones de guardia de Denia.

La operación que ha permitido detener al joven delincuente ha sido llevada a cabo por los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, de la Comisaría General de Información (CGI) de la Policía Nacional y del Centro Criptològic Nacional (CCN) del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), con la colaboración de la Europol y del Homeland Security Investigations (HSI) de los Estados Unidos.

"Firmaba" sus ataques

Todo arrancó el año 2024 a raíz de una primera denuncia recibida por la Policía Nacional interpuesta por una asociación empresarial de Madrid que había sido víctima de un hacker que, no contento con vaciar sus bases de datos, dejó el portal informático desfigurado: en lo que se convirtió en su "firma", dejaba un mensaje en el cual se podía leer que había hackeado el sistema. Este ciberataque fue solo el primero de, al menos, una cuarentena, que tuvieron como objetivo, además de la Guardia Civil y la OTAN, el Servicio Público de Empleo Estatal, el Ministerio de Defensa, el Ejército de los Estados Unidos, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes, la Generalitat Valenciana y diferentes universidades españolas y emprendidas tanto nacionales como internacionales.

Además de firmar los ataques, los reivindicaba en diferentes foros bajo seudónimos. El último del cual asumió la autoría fue justamente a la Guardia Civil, haciendo que la Benemérita se sumara a las investigaciones. Finalmente, se consiguió localizarlo en un domicilio de Calpe. Los investigadores creen que el detenido "con profundos conocimientos de informática", había conseguido configurar un complejo entramado tecnológico utilizando aplicaciones anónimas de mensajería y de navegación con las que habría conseguido esconder su rastro dificultando, así, su identificación.

El chico tenía 50 cuentas de criptomonedas donde recibía el dinero después de vender los datos personales que había obtenido hackeando estas entidades. También se han intervenido un gran número de material informático que está siendo analizado por los especialistas; no se descarta que se le puedan imputar más actos delictivos.