La banda de violentos ladrones que atemorizaba a delincuentes en sus chalets ha caído en Catalunya. Los Mossos d'Esquadra y la Policía Nacional, en una operación conjunta, han desarticulado este grupo especializado en robar con extrema violencia con armas de fuego —las cuales no dudaban en disparar— a otras organizaciones criminales, algo se conoce como "vuelcos". Pero quizás lo más intrigante era que, durante sus actuaciones, se hacían pasar por agentes de la Policía Nacional y, de hecho, el líder era un expolicía expulsado del cuerpo desde hace años.
La operación conjunta ha culminado con la detención de seis personas, una mujer y cinco hombres, de entre 35 y 49 años, acusados de varios delitos graves, entre otros robo, hurto, uso de vehículo o lesiones. La Policía Nacional y los Mossos d'Esquadra llevaron a cabo los arrestos entre el 16 de julio y el 2 de agosto e intervinieron 40.185 euros, chalecos policiales de alta visibilidad, grilletes, lanzadestellos policiales, un equipo emisor de acústicos policiales, equipos de transmisión de radio portátiles, matrículas falsificadas, cableado y luces para modificar vehículos y darles apariencia policial, divisas y placa de policía, balizas GPS, una máquina electrónica contadora de billetes, 478 gramos de hachís y básculas de precisión, además de material electrónico. Pero, ¿cómo asaltaban chalets de delincuentes en Catalunya?
Del tiroteo de Tortosa a los golpes en Barcelona
El asalto más violento de todos los que cometieron en el último año fue, sin lugar a dudas, el de Tortosa (Tarragona) el pasado 25 de mayo. Los cinco hombres de la banda entraron en un chalet del pueblo cuando su propietario se encontraba dentro, a quien agredieron y le dispararon en dos ocasiones: un tiro en la mano y otro en la cara, con una herida muy grave en la mejilla. La víctima fue trasladada al Hospital Verge de la Cinta y fue ingresado en la UCI. Los Mossos d'Esquadra detuvieron a dos hombres, de 31 y 40 años y nacionalidad marroquí, tal y como explicó ElCaso.com, mientras que otros tres lograron huir en dos vehículos sustraídos en Barcelona y Cambrils. Este robo supuso un punto de inflexión para la banda que atracaba delincuentes.
Pero aunque este fuera el asalto a un chalet que desembocó en la desarticulación de la banda, hubo unos cuantos antes, aunque no de tal gravedad. La investigación conjunta entre ambos cuerpos policiales se inició, no obstante, el pasado 8 de junio de 2023 a raíz de un robo violento en Cornellà de Llobregat. Tres desconocidos abordaron a la víctima en este municipio, haciéndose pasar por policías, la trasladaron a Barcelona y le robaron dinero en efectivo y una elevada cantidad de paquetes de tabaco que llevaba en el coche. Cinco meses después, el 14 de noviembre, actuaron en Cerdanyola del Vallès, desplazándose con vehículos de alquiler con matrículas correspondientes a la Policía Nacional. Con la ayuda de la mujer detenida, querían obtener información de su futura víctima.
La infraestructura de la que disponían, con tres aparcamientos en diferentes zonas de Santa Coloma de Gramenet, que era donde supuestamente cambiaban las matrículas a los coches que alquilaban, se sumaba a las luces y señales luminosas de tipo policial que instalaban. De hecho, el pasado 23 de enero, utilizaron este identificativo policial en un domicilio de la calle Muntaner de Lliçà d'Amunt para entrar, identificándose como agentes, aunque falsos, para robar. El problema llegó que la violencia se les fue de las manos en Tortosa.
Punto de inflexión y asaltos a delincuentes
A partir de este robo en Tortosa, la banda tuvo que refugiarse durante varios días, uno de ellos en un bungalow de un camping de la Cerdanya. Pero no cesaron sus ansias de asaltos y a principios de julio los investigadores de ambos cuerpos policiales concluyeron que los ladrones tenían previsto llevar a cabo otro robo en el Vallès Occidental. No lograron dar el golpe, Policía Nacional y Mossos d'Esquadra prepararon un dispositivo especial que finalizó el pasado 16 de julio con el arresto de cuatro hombres y una mujer en varios municipios catalanes y un último arresto el 2 de agosto en Sant Adrià de Besòs.
La particularidad de esta banda venía, además de emplear un arma de fuego y hacerse pasar por policías en sus golpes, por la planificación y la selección de los objetivos. Primero recolectaban información privilegiada y luego atacaban, pero escogían a víctimas que tenían una actividad delictiva detrás porque presuponían que difícilmente denunciarían los hechos por no reconocer ni poder justificar el origen de su dinero o de los efectos sustraídos por los ahora arrestados.