Durante muchos meses, una banda criminal recorrió varios puntos del litoral catalán y de España robando a personas mayores. Utilizaban el método del abrazo cariñoso, una técnica simple y efectiva en la que la ladrona —normalmente mujeres— se acercaba a la víctima y, con una sonrisa amable, le pedía un abrazo o fingía un gesto afectuoso. En cuestión de segundos, era capaz de quitar el reloj de lujo o la cadena de oro que su víctima llevaba puesta. Mientras tanto, otra persona —normalmente hombres— estaba vigilando a pocos metros de distancia, en el interior de un coche, preparado para iniciar la huida.

La Policía Nacional de España, junto con la Policía Nacional de Rumanía, y en coordinación con la Europol, ha conseguido poner fin a la actividad de esta banda criminal, con la llamada Operación CiclónDoce personas han sido investigadas y ya se encuentran en prisión provisional, como supuestas autoras de 41 delitos de hurtos y cuatro robos con violencia cometidos en diferentes puntos de la costa catalana, así como otras ciudades de España. En los registros domiciliarios, que se practicaron de manera simultánea en Madrid y en Rumanía, la policía intervino 26 relojes de alta gama, joyas, dinero en efectivo y coches de lujo, además del bloqueo de una docena de inmuebles valorados en más de 190.000 euros. 

Clan familiar itinerante 

La Unidad de Investigación de la Policía Nacional descubrió que el grupo formaba parte de un clan familiar itinerante que alquilaba viviendas turísticas en zonas rurales aisladas, desde donde se desplazaban a las ciudades grandes, o a zonas turísticas, para cometer los delitos. En los últimos meses, aparte de actuar, por temporadas, en Barcelona, también habían actuado en Valencia, Castellón, Tarragona, Alicante o incluso, Sevilla. Después, cuando pasaban dos o tres semanas, volvían a su domicilio en Madrid, el punto donde tenían toda la logística de su entramado. 

Según han podido saber los investigadores, las joyas y los relojes que robaban a sus víctimas no se vendían en España. El grupo criminal lo escondía dentro de electrodomésticos y las enviaba, mediante empresas de paquetería, hasta Rumanía, desde donde los líderes del clan familiar —es decir, los patriarcas del grupo— disfrutaban de una vida llena de lujos gracias al botín que se había conseguido. 

La investigación, que ha sido dirigida por el Juzgado de Instrucción número 32 de Madrid y coordinada por la Fiscalía contra el Crimen Organizado, ha permitido desmantelar una red perfectamente estructurada, experta en el engaño y con una logística planificada para evitar levantar sospechas y dificultar ser identificados.