Si has sido víctima de una estafa, desde ElCaso.com te traemos una buena noticia: según el Tribunal Supremo, los bancos deben devolver el dinero robado en estafas de phishing o suplantación de identidad. Si el banco no puede demostrar que ha habido una negligencia grave por parte de la persona estafada, está obligado a devolver de forma inmediata el dinero robado a la cuenta de la víctima, ya que, según defiende el Supremo, las operaciones no han sido autorizadas por los clientes y, por lo tanto, la responsabilidad es del banco que lo ha permitido.
La decisión surgió el día 7 de mayo después de que el Tribunal Supremo le diera la razón a una mujer que había perdido 83.000 euros en una sola noche porque se hicieron quince transferencias desde su cuenta sin consultarle nada ni que ella las autorizara, ya que le habían clonado la tarjeta SIM. Después de escuchar el caso de la mujer, el tribunal decidió que tenía razón y que el banco, Ibercaja en este caso, le tenía que devolver el dinero que le habían robado.
SIM swapping
Tal como explicó la víctima, le habían clonado la tarjeta SIM y, por ello, pudieron hacer las transferencias en su nombre. Este tipo de delito es, por desgracia, bastante común. Los ciberdelincuentes infectan el teléfono de otras personas a través de enlaces fraudulentos o haciendo que se descarguen archivos infectados, y de este modo consiguen acceso al móvil de la víctima. Cuando lo tienen, piden una copia de la tarjeta SIM, lo que les permite utilizar el teléfono como si fuera suyo, haciéndose pasar por la otra persona, accediendo a sus cuentas privadas y, como le pasó a la mujer del juicio, enviando su dinero a otros usuarios.
Por este motivo, el Tribunal Supremo considera que, si otra persona accede a nuestra cuenta, hace transferencias y las autoriza sin que nosotros tengamos ningún conocimiento, no se nos debe considerar responsables, sino que fallan las medidas de seguridad del banco y, por lo tanto, la responsabilidad es suya. Aunque exista la opción de recuperar el dinero, lo mejor es no poner a prueba a nuestro banco y vigilar siempre que hacemos un pago o damos datos personales.