Que las estafas están a la orden del día no es ningún secreto. Uno de los métodos más utilizados es el envío de mensajes SMS o correos electrónicos masivos en los que suplantan a cualquier empresa o multinacional y, con alguna excusa, incitan a entrar en un enlace fraudulento para robar los datos personales y bancarios de las víctimas. Es lo que se conoce como método phishing y en el último año se han detectado unos 1.291 millones de ataques, con un crecimiento superior al 85% respecto al año anterior. Esto supone, aproximadamente, unos 3,5 millones de ataques cada día, más de 2.400 cada minuto.

Cada vez más estafas y más difíciles de detectar

Los datos muestran cómo, en todo el mundo, las ciberestafas se han convertido en el delito que más aumenta y lo hace, además, a un ritmo cada vez más acelerado. La aparición de la inteligencia artificial en los últimos años también ha favorecido este crecimiento, ya no solo porque hace que sea mucho más realista y difícil de detectar, sino porque permite que todo el mundo se pueda convertir fácilmente en estafadores sin tener unos grandes conocimientos de informática ni ser un gran hacker. Además, también "permite automatizar la distribución de millones de ataques con un gasto y unos esfuerzos mínimos", tal como apunta Fabio Assolini, director del Equipo Global de Investigación y Análisis de Kaspersky.

En este sentido, la evolución de la inteligencia artificial ha permitido que, mientras que al principio solo se usaba para corregir correos o mensajes fraudulentos que dejaban la estafa en evidencia, ahora abarca un campo mucho más grande y permite que los envíos de este tipo de mensajes sean mucho más automatizados y masivos, al mismo tiempo que también pueden ser cada vez más personalizados. Y es que la elaboración de caras o voces falsas que parecen reales, lo que se conoce como deepfakes o deepvoices, también hace que sea mucho más fácil que las víctimas caigan en la trampa.