El volcán de La Palma sigue escupiendo lava y arrasando poblaciones enteras en una de las mayores tragedias naturales vividas en España en los últimos años.

Pero no todo son malas noticias: la ceniza podrá ser una gran aliada para el cultivo de viñedos como los de La Geria, en Lanzarote, de donde se obtiene un vino de alta calidad plantado y crecido en suelo volcánico.

Volcanes como el de La Palma no solo traen desgracias

Las esperanzas se crean y se destruyen cada día con el avance de la colada de lava en la isla de La Palma, que entró en erupción hace ya más de un mes y ha dejado sin casa a miles de personas.

Paralelamente, ambientólogos, geólogos y vulcanólogos investigan el fenómeno, mientras la sociedad especula sobre cuándo acabará el desastre y cómo se recuperarán las víctimas.

Erupción volcán La Palma / EFE

Erupción del volcán de La Palma / EFE

En medio de la tragedia, la historia sale a la superficie para mostrar hechos similares del pasado que demuestran que después de la tormenta viene la calma. Y en este caso, la historia se repite muy cerca de su antecesora, la isla de Lanzarote.

Otra de las islas canarias sufrió un proceso similar en el siglo XVIII, cuando dos erupciones destrozaron una cuarta parte del territorio insular, forzando una migración masiva. Fue entre 1730 y 1765, y cuando todo acabó, algunas personas necesitaron reinventarse, consiguiendo sacar lo mejor de la desgracia.

La Geria, terreno volcánico fértil

A día de hoy, una de las zonas que aún permanece cubierta de cenizas negras han dado paso a la vida y se han convertido en una de las fuentes de producción e ingresos más aclamadas de la isla.

Y es que las erupciones pasadas permitieron el nacimiento del vino más conocido de las Canarias. Se trata de La Geria, en los límites del Parque Nacional de Timanfaya.

Enmarcada entre las montañas de Guardilama, Gaida y Guardilama por el sur y los picos de El Chupadero y Diama por el norte, adopta su nombre en honor a una aldea que quedó arrasada por la lava.

La erupción de 1730 empezó sobre las diez de la noche de un 1 de septiembre, aplastando y destruyendo los grandes campos de cultivo que cubrían el ahora parque de Timanfaya, lo que dejó a la población sin una importante fuente de alimento.

Descubrimiento de los piroclastos como tierra de cultivo

Y hoy en día, casi un siglo después, La Geria se ha convertido en el mayor campo de piroclastos - fragmento sólido de material volcánico expulsado en una erupción- del archipiélago canario.

Y a pesar de lo difícil que pueda parecer, miles de plantas brotan del suelo negro gracias a los esfuerzos de las personas que decidieron sacar de ello lo mejor, ayudados por camellos.

Volcán La Palma / EFE

Fragmentos de la erupción en La Palma / EFE

Lo que en su momento fueron campos de legumbres y cereales, que quedaron arrasados por las rocas ardientes y la lava, fueron convertidos en campos de viñedos, que aprovecharon las pequeñas piedras volcánicas, que resultaron ser un filón.

El mejor vino canario sale de las cenizas

Uno de los primeros agricultores en intentar plantar nuevos alimentos se dio cuenta de que el terreno volcánico y las cenizas hacían que algunas plantas creciesen con sorprendente fortaleza. Porque la arena mantiene la humedad de la lluvia y el rocío extraordinariamente, evitando que se evapore por la noche, y además es el perfecto termorregulador, ya que mantiene la temperatura de la vid.

Y de ahí nace la tradición vinícola de El Grifo, la bodega fundada en 1775 y que sigue teniendo uno de los mejores vinos de uva volcánica de todas las Canarias. Sus uvas blancas, conocidas como malvasía de Lanzarote o volcánica, se han convertido en uno de los productos más reputados de la isla.