Un vigilante de seguridad de Barcelona se aprovechó de su acceso privilegiado a las empresas donde trabajaba para saquearlas y después revender los productos electrónicos que se llevaba. El hombre, de 36 años, cuya nacionalidad no se ha comunicado, tenía en su posesión las llaves de todas las puertas y también podía entrar a la sala de videovigilancia y manipular fácilmente las grabaciones de las cámaras. De esta manera, se llevó aparatos electrónicos valorados en 14.500 euros de tres instalaciones diferentes que tenían en común a esta persona como trabajadora de la plantilla de seguridad. Después de varios meses de investigación por parte de los agentes de la Unidad de Investigación (UI) de los Mossos d'Esquadra de la comisaría de Sant Martí, el pasado 12 de mayo se pudo detener al hombre, acusado de los delitos de hurto e intrusión a sistemas informáticos.

En octubre del año pasado, dos empresas de Barcelona denunciaron el robo de un gran volumen de material electrónico -ordenadores portátiles, tabletas, monitores y teléfonos móviles- de sus almacenes. La policía catalana empezó las pesquisas y determinaron que muchos de estos productos se estaban vendiendo en tiendas de segunda mano de toda el Área Metropolitana de Barcelona. El ladrón, muy perspicaz a la hora de cometer los robos, no lo fue tanto cuando firmó los contratos de compraventa con su documento de identidad real. El nombre coincidía con el de una persona que trabajaba para las dos empresas afectadas como vigilante de seguridad. Con esta información, el lunes pasado hicieron su arresto y, dos días más tarde, pasó a disposición judicial.

Modificó las grabaciones de las cámaras

El vigilante de seguridad detenido tenía una llave maestra que le daba acceso a prácticamente todas las estancias de las empresas donde trabajaba, desde zonas restringidas a almacenes donde se guardaban los productos que después robaba. Durante la investigación, los Mossos también pudieron determinar que no solo se aprovechaba de esta llave, sino que también llegó a modificar las imágenes de las cámaras de seguridad de alguna de las empresas que asaltó. Con todo, no pudo evitar que lo identificaran, ya que no pensó en utilizar documentación falsa cuando revendía los aparatos en las tiendas de segunda mano. De estos, los agentes pudieron recuperar una cincuentena que todavía no se habían podido vender a terceros.