Una comunidad de vecinos de Olot planta cara a unos okupas en el edificio donde viven y consiguen echarlos. Habían pinchado la luz y el agua y los vecinos sospechan de alguna mafia organizada.
Echan a unos okupas en Olot
Hace unos días, una comunidad de vecinos de Olot, capital de La Garrotxa, se dieron cuenta de la presencia de un grupo de jóvenes que no conocían y que "cuando los mirabas, te giraban la cara", declaraba Felip, uno de los afectados, a TV3.
Después de días observando su comportamiento averiguaron que se trataba de okupas en dos pisos propiedad de un banco, y que habían pinchado luz y agua sin el permiso de la comunidad.
Otro vecino, Angus, explicaba al medio citado: "No eran okupas normales, eran personas que se habían instalado para hacer un negocio. No era una persona con un niño que lo han echado de su casa para no poder pagar el alquiler... Si eso hubiera pasado aquí, entre todos lo habríamos ayudado".
Pinchan luz y agua, pero los vecinos ganan
Con ayuda de la inmobiliaria consiguieron despinchar la luz y el agua, cortándoles los suministros. Para más seguridad, compraron puertas blindadas por el habitáculo donde estaban los contadores.
Incluso, mientras llegaban las cámaras de seguridad que habían contratado, hicieron guardias delante de la puerta para evitar una nueva violación de los cables.
Por recomendación de la policía, grabaron todas las conversaciones y enfrentamientos con ellos, que eran continuos. En uno de los vídeos publicados por TV3, uno de los okupas grita: "me habéis quitado el agua y la luz, eso no se hace", para después tomar una actitud agresiva.
"No eran okupas ni eran nada, eran una mafia"
Según Angus, "buscaban pelea porque sabían que la ley los ampara y venían para que nosotros nos picáramos". Llamaron hasta quince veces a la policía.
Finalmente, y según el relato de los convivientes del edificio, el banco propietario de los pisos llegó a un acuerdo económico con los okupas, que se marcharon. Eso sí, antes de eso saquearon el piso, llevándose los radiadores y electrodomésticos.
Ante el robo, los vecinos llamaron a los Mossos d'Esquadra, y los chicos tuvieron que devolver las piezas sustraídas.
Angus concluye: "No eran okupas ni eran nada, eran una mafia organizada que vino a hacer negocio en dos pisos de una comunidad buena y hecha ya".