Tarragona vive los peores días de una oleada de inseguridad que parece que nadie, hoy por hoy, pueda controlar. Justo hace una semana que un joven de 35 años, Abdul Majid Benali, fue asesinado, a plena luz del día, de cuatro cuchilladas, en medio de la calle en este barrio de la ciudad. Eso ha abierto una guerra, de momento, sin graves incidentes, entre la comunidad marroquí y los clanes de etnia gitana que conviven en este barrio, en las afueras de la capital del Campo de Tarragona.

El enfrentamiento, de momento, parece subterráneo, si bien la familia y amigos de Abdul Majid Benali hace noches que protestan para reclamar "justicia". Las marchas se han hecho sin incidentes, si bien los Mossos d'Esquadra están en alerta por posibles acciones que puedan derivar en hostilidades entre los dos grupos o incidentes en la calle. Este fin de semana se hizo una manifestación liderada por amigos del joven asesinado que congregó a unas 100 personas, separada entre hombres y mujeres, que recorrieron algunas calles del barrio y que, sin incidentes, se desconvocó a última hora de la tarde. Por la noche, sin embargo, los Bombers de la Generalitat de Catalunya se tuvieron que desplegar en el barrio y trabajar de lo lindo para apagar varios incendios intencionados en contenedores. Las llamadas de los vecinos se fueron sucediendo alertando de incendios.

A las diez y media, los primeros, en la calles del río Siurana y al río Llobregat. Más tarde se iniciaron nuevos incendios en la calle del río Onyar, a la calle del río Fluvià y también a la calle del río Llobregat. Los Mossos han abierto una investigación para aclarar los hechos, pero todo parece indicar a estar relacionado con el clima de tensión que se ha instalado en este barrio de Tarragona.

Investigación: batalla por el control de la droga

Los Mossos d'Esquadra todavía no han podido detener al autor del asesinato de Abdul Majid Benali. Sin embargo, y si bien el caso todavía sigue bajo secreto de sumario, ElCaso.com ha podido saber que la policía tiene claro quién puede ser el autor del crimen. Se sospecha que el hombre, de un clan de etnia gitana del barrio, ya ha podido escapar de Tarragona. El origen de la agresión parece estar relacionada con los negocios que víctima y verdugo tenían, relacionados con la venta de marihuana a gran escala. Sin embargo, oficialmente todavía no se han querido dar detalles.