Esta semana ha comenzado en la Audiencia de Barcelona el juicio contra el hombre acusado de agredir sexualmente a ocho mujeres en Sant Cugat del Vallès (Barcelona) entre enero de 2020 y abril de 2021. El acusado, un hombre de 40 años con nacionalidad española que trabajaba como técnico de mantenimiento de ascensores en Viladecans, se enfrenta a una pena de 36 años y 11 meses de prisión por agresiones sexuales, incluyendo un caso con penetración y otro en tentativa.
Su perfil coincide con las descripciones de las víctimas, que relatan un ataque brutal y rápido a primera hora de la mañana, entre las 6:40 y las 7:00, cerca de la estación de los Ferrocarriles de la Generalitat (FGC) de Sant Cugat, en el Vallès. Pudo ser detenido en abril de 2021 cuando un agente de los Mossos escuchó los gritos de una víctima. Se le pudo relacionar, supuestamente, con las otras agresiones sexuales que se habían denunciado en la zona meses antes. El caso fue bautizado como caso Armilla y, dado que no apareció en los medios antes de la detención, el hombre se sintió valiente e impune para seguir actuando. Se cree que agredió a ocho mujeres. La investigación también fue complicada, ya que era un hombre sin antecedentes.
Cara tapada para agredir a las mujeres
El agresor se camuflaba aprovechando que iba vestido como un operario de mantenimiento, con un uniforme oscuro y con la cara tapada, a veces con un pasamontañas o un buff para evitar ser identificado. Se encontraba escondido en zonas boscosas y, cuando veía a sus víctimas, que iban a buscar el tren o estaban haciendo deporte, las atacaba por la espalda, con empujones e intentando tirarlas al suelo para después hacerles toqueteos. En algunos casos, las víctimas han relatado haber quedado paralizadas por el shock, mientras que otras lograron liberarse y corrieron hacia la estación o la comisaría para denunciar los hechos.
El hombre, que ingresó en prisión en junio de 2021, después de ser identificado por varios testigos, se enfrenta ahora a un proceso judicial donde la Fiscalía pide 12 años de prisión por la agresión con penetración y cuatro años por cada uno de los otros delitos de agresión sexual. En total, unos 37 años de prisión. Además, también solicita que no pueda acercarse a menos de 1.000 metros de las víctimas y que indemnice a tres de ellas con 2.000 euros por daños morales. Su defensa, en cambio, reclama su absolución. En los últimos años ha estado en libertad. En 2022 quedó libre y ha aparecido en la Audiencia por su propio pie.
A medida que las víctimas han declarado en la primera sesión, este lunes, la mayoría coinciden en el relato del modus operandi del agresor, que las atacaba por la mañana, cuando aún estaba oscuro, cuando no había nadie en la zona. Después del último ataque, una de las víctimas requirió apoyo psicológico, y muchas tuvieron que cambiar su rutina diaria para sentirse seguras. Durante los próximos días se celebrará el juicio con todas las declaraciones, también las del acusado, que se prevé para el viernes.