El pasado marzo la policía de Kenia hizo un macabro hallazgo al exhumar más de 70 cuerpos pertenecientes a los miembros de la secta conocida como Iglesia Internacional de la Buena Nueva, que aseguraba a sus seguidores que el ayuno constante los acercaría a Dios, haciéndoles morir de hambre. Los cadáveres fueron exhumados de una fosa común escondida en el bosque de Shakahola, en el este del país, y su líder, Paul Makenzie Nthenge, un extaxista autonombrado pastor, quedó detenido junto con 16 sospechosos más. Ahora, dos meses después de empezar las investigaciones, han salido a la luz detalles muy inquietantes: a muchos de los cadáveres les faltaban los órganos, lo cual ha revelado que la secta estaría relacionada con una trama de tráfico de órganos.

Más de un centenar de cuerpos en 22 fundiciones comunes

Durante estos meses, los investigadores han peinado casi todo el bosque, y han encontrado 22 fosas comunes con un total de 133 cadáveres enterrados. En esta zona del país africano se ha denunciado la desaparición de más de 560 personas, aunque no está confirmado si todas tenían vínculos con esta secta. Todas las víctimas dejaron de comer después de haber pasado por un lavado de cerebro por parte del "pastor", quien, además, contaba con la ayuda de varias personas armadas con porras y machetes que vigilaban que todos los miembros cumplieran el ayuno obligatorio.

El pasado 2 de mayo, tanto el jefe de este grupo como el resto de detenidos quedaron en libertad; la Fiscalía les quería acusar de un delito de terrorismo, pero el tribunal de la ciudad de Malindi, donde estaban siendo juzgados, se declaró incompetente. Han vuelto a ser detenidos, sin embargo, y han pasado a disposición del tribunal de Mombasa, donde la policía se ha sumado a las investigaciones.

El pastor ya había sido acusado de asesinato

Makenzie Nthenge fue detenido por primera vez unas semanas antes de descubrir las fundiciones, acusado de haber causado la muerte a dos menores, aunque quedó en libertad después de pagar la fianza. Ahora, el presidente de Kenia, William Ruto, ha convocado una comisión de investigación para aclarar este caso, que consideran ha sido un crimen "altamente organizado".