Aunque normalmente utilizar el GPS para llegar a los lugares es una manera de simplificar el trayecto, a veces puede ser todo lo contrario y convertirse en una perdición. Sea porque no están actualizados o porque el algoritmo que utilizan para escoger la mejor ruta está equivocado, te pueden llegar a llevar por lugares prohibidos, por| caminos donde no pueden pasar vehículos o por calles cortadas por obras o en dirección contraria. Si encima el vehículo afectado es un camión en vez de un coche, la situación puede ser conflictiva e, incluso, peligrosa. Eso es lo que pasa en Sant Vicenç de Calders, un núcleo de población perteneciente al Vendrell (Tarragona) donde es habitual ver vehículos pesados atascados entre dos paredes o en un lugar sin salida y sin la posibilidad de maniobrar.

Sant Vicenç de Calders, una trampa para el GPS

Aunque Sant Vicenç de Calders es conocido por la estación de trenes, la realidad es que esta se encuentra al núcleo de Coma-ruga. El pequeño pueblo que le da nombre se encuentra a unos cuantos kilómetros, encima de una montaña, y guiarse hasta allí con el GPS puede ser una trampa. Ya antes de llegar, a pesar de poder ir por la carretera N-340 y acceder fácilmente desde el Vendrell, el geolocalizador envía a los conductores por un pequeño camino estrecho entre viñas delimitado por unos muros de piedra, entre los cuales a duras penas cabe un coche. Si te encuentras otro de cara, el problema está asegurado y alguno de los dos tendrá que recorrer un largo trayecto marcha atrás para no dificultar el paso al otro.

Una vez llegado al pueblo, sin embargo, el GPS también indica seguir el recorrido por calles estrechas y con muy pendiente, de hasta un 17% de subida, donde maniobrar es casi imposible si no se trata de coches muy pequeños. De hecho, las paredes de algunas esquinas están marcadas con rayadas y pintura de algunos vehículos que se han quedado allí atrapados e han intentado salir maniobrando en un sentido y en otro. El dispositivo de mapas, incluso, no respeta las señalizaciones y lleva por caminos privados o por calle donde claramente hay una señal donde pone que está prohibido circular con vehículos si no se es un vecino del pueblo.

Camiones atrapados sin poder salir

Si los coches ya tienen bastantes problemas, para los camiones que llegan a Sant Vicenç de Calders guiados por los GPS es prácticamente un final de trayecto. No son pocas las ocasiones en que un vehículo pesado ha acabado encajonado entre dos paredes sin poder girar. Uno de los últimos casos se produjo a finales de septiembre, cuando ya de noche un camión descubrió en la entrada del pueblo que la carretera se hacía más estrecha y no podría pasar. A pesar de verlo a tiempo e intentar maniobrar para dar media vuelta, el camión acabó atravesado en medio de la vía con el remolque colgando sobre un campo situado al lado de la carretera, hasta que una grúa lo pudo remolcar al día siguiente. Tanto los vecinos como desde el Ayuntamiento han pedido soluciones, pero de momento parece que los GPS seguirán haciendo jugarretas.

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El GPS envía por calles estrechas y con pendiente por donde solo pueden circular vecinos. / Google Maps