El 12 de junio del año pasado dos trenes, una de mercancías y uno de pasajeros, chocaron frontalmente a la salida de la estación de Vila – seca (Tarragonès). El accidente ocurrió cuando la locomotora de mercancías embistió la otra, de Media Distancia, y dejó a 29 personas heridas, de las cuales seis sufrieron lesiones de gravedad. La investigación que han llevado a cabo desde el Ministerio de Transportes ha revelado que el motivo de este error fue una negligencia a la hora de reparar los frenos.

Tren Vila-seca
El tren de mercancías embistió el de Media Distancia por un problema con los frenos | Archivo.

Una falta de ajuste en los frenos

El tren había pasado por una reparación extraordinaria en los talleres de la Gestión de Maquinaria Ferroviaria (GMF) de Constantí (Tarragonès), pero hubo un error, una "falta de ajuste" de los frenos que provocó que las piezas que tienen que rozar con las ruedas para que el tren frene, no lo hacían correctamente, según ha adelantado RAC1. A esta conclusión han llegado los funcionarios de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) después de casi un año de perquisiciones.

El choque tuvo lugar a las 21:47 horas. Tres minutos antes del accidente, el maquinista del tren de mercancías, que se desplazaba desde Reus en dirección Barcelona, se dio cuenta del problema, ya que no pudo detenerse en un semáforo en rojo, y lo comunicó al Control de Tráfico Centralizado (CTC). Sin embargo, el informe sostiene como único responsable del incidente en la empresa encargada de la reparación.

No pudieron contactar con el tren de Renfe

Según el testimonio del maquinista, llamó inmediatamente al centro de mando al darse cuenta de que no podía parar el tren. El informe del CTC recoge que el responsable en aquel momento del centro de Control de Trànsit Centralitzat le pidió al maquinista "varias veces que repitiera la información", ya que había interferencias, una situación que ocurre muy a menudo en los canales de comunicación de los ferrocarriles. Además, el maquinista también intentó contactar con la locomotora de Renfe, parada a solo 100 metros, pero también fue en vano.

Afortunadamente, el tren de mercancías circulaba a relativamente poca velocidad, entre 30 y 35 km/h, lo cual evitó que la desgracia fuera mayor. El balance final fue 29 heridos, de los cuales 21 tuvieron que ser evacuados a un centro médico. De estas, seis sufrieron lesiones de carácter grave y quedaron ingresados en diferentes hospitales.