Pocos días después del rescate de una cuarentena de niños que se habían perdido con sus monitores por la zona de Forcat, los Bombers de la Generalitat han tenido que hacer una nueva intervención en el Pirineo este lunes de madrugada. En este caso, 21 niños de entre nueve y trece años, junto con sus ocho monitores, fueron sorprendidos por una tormenta mientras hacían vivac en la Vall de Boí, en la Alta Ribagorça (Lleida), y requirieron ayuda para poder salir del lugar y volver a su campamento, en el municipio de Erill la Vall, aunque, finalmente, tuvieron que ser realojados en el polideportivo de Barruera porque sus tiendas también quedaron destrozadas por la fuerte lluvia.
Los servicios de emergencias recibieron la alerta cuando pasaban dos minutos de las once de la noche del domingo. Los monitores que llamaron explicaron que se encontraban por la Pleta de Riu Malo, donde tenían intención de hacer vivac, es decir, un campamento de noche al raso, pero les había pillado una fuerte tormenta y no podían continuar en el sitio y tampoco podían salir por sus propios medios. Desde el 112 se activaron dos dotaciones terrestres de los Bombers de la Generalitat con efectivos del Grupo de Actuaciones Especiales (GRAE), los Pompièrs d'Aran, varias ambulancias del Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM) y patrullas de los Mossos d'Esquadra.
Rescatados de madrugada y realojados en un polideportivo
Los efectivos de rescate les indicaron que fueran bajando poco a poco hacia el embalse de Cavallers mientras subían a buscarlos, para poder llegar hasta ellos más rápido. Cuando los localizaron los acompañaron hasta los vehículos de los Bombers y de los Mossos para poder llevarlos hasta su campamento, pero vieron que también había quedado muy afectado por la lluvia y que sería imposible que pasaran la noche en la montaña. Por este motivo, se hicieron gestiones con el Ayuntamiento de la Vall de Boí y se les realojó finalmente en el polideportivo de Barruera.
Con todo, la actuación se alargó hasta las tres de la madrugada, pero el incidente quedó en un susto para los niños, que pudieron dormir a cubierto. Uno de ellos tuvo que ser atendido por los sanitarios porque presentaba síntomas de cansancio extremo, pero se le pudo dar el alta y se encuentra en perfectas condiciones.