Antes de casi ser preguntado, Jordi Arasa, inspector de los Mossos d'Esquadra, ahora subjefe de la comisaría de Badalona, explica que la solución de la Mina, ahora mismo, no es solo policial. Es la previa, necesaria, antes de explicar qué es el dispositivo Límit, un operativo que lideran los Mossos d'Esquadra, con la colaboración de las policías locales de Barcelona y de Sant Adrià de Besòs y la Policía Nacional española, que tiene como objetivo reforzar la presencia de agentes uniformados en las calles de la Mina y también del barrio del Besòs -en el distrito de Sant Martí-, dos puntos del área metropolitana de Barcelona que, separados por una calle, pero de idiosincrasia semejante, han sido los últimos meses focos de incidentes, casi diarios, de inseguridad. El repunte fue hace dos meses cuando, el dos de abril, un tiroteo entre clanes de etnia gitana enfrentados terminó con una mujer herida grave.

Si bien durante el repunte más duro se hacía cada día, hasta que se pudo recuperar en parte el control del barrio de la Mina, ahora se hace más espaciado y sirve para seguir teniendo fuerza en momentos concretos para poder hacer controles de paso, inspecciones administrativas en locales para evitar que reine la impunidad, buscar armas y drogas y controlar los grupos de multirreincidentes que entran en el barrio a comprar droga. La mayoría de estos últimos son personas de nacionalidad georgiana, que han encontrado en la Mina su supermercado de la droga, para beneficio de las familias que viven allí, que desde hace años lo tienen, algunos de ellos, como su modus vivendi. Retirar las armas, sean de fuego o armas blancas, de la calle o evitar la acción de los ladrones con decenas de antecedentes -cuando necesitan dinero para comprar droga abren coches, cometen hurtos y también pueden cometer robos violentos- son dos de los pilares de este dispositivo que esta semana ha liderado el inspector Jordi Arasa a pie de calle, acompañado del sargento subjefe de la comisaría de Sant Adrià de Besòs.

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Controlar a los multirreincidentes que entran en el barrio de la Mina a comprar droga, el objetivo / GRS

El dispositivo Límit, evidentemente, avanza de manera paralela a las investigaciones de las unidades de investigación locales, que hacen entradas contra plantaciones de marihuana casi cada semana, y también las investigaciones más especializadas, contra el narcotráfico y también, la última, contra ladrones 'teloneros' en el caso Diable de la Unidad Operativa de Movilidad. Sea como sea, el barrio, por su tradición e historia, hace obligado seguir manteniendo este dispositivo, que también cuenta, algunas noches, con controles de paso realizados por la Brigada Móvil en las entradas y salidas de la Mina, con el mismo objetivo, identificar personas sospechosas, presionar el negocio de la droga y retirar de la calle armas de fuego y armas blancas.

Una tarde en el barrio de la Mina

Acompañados de Jordi Arasa, esta semana ElCaso.cat ha podido ver en directo un despliegue de este bautizado como dispositivo Límit, con identificaciones de personas sospechosas, controles de paso y el registro e inspección de uno de los bares más conocidos del barrio, regentado por una familia de etnia gitana. La tarde en la Mina, en este vídeo de ElCaso.cat.

 

En este vídeo se puede ver cómo los agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana (USC) de la comisaría de Sant Adrià, guiados por los agentes de paisano de la misma comisaría, los llamados Fura en el argot policial, identifican a personas que están por el barrio y que pueden formar parte de este grupo de personas, muchas de nacionalidad georgiana, que van allí para comprar droga. Entre dosis y dosis, y a veces para conseguir el dinero para comprarla, cometen robos en vehículos o cometen hurtos o robos violentos. En la zona del parque del Besòs los agentes han visto un grupo de varias personas, identifican a tres. Los tres son de la misma nacionalidad.

Los tres tienen antecedentes. Unos antecedentes por robos en pisos -es una especialidad de esta nacionalidad- y otro porta material para hacer marcadores -señalar casas para luego entrar a robar- y herramientas para hacer aperturas. Después de ser identificados y confirmar que no tienen nada pendiente, la Policía Nacional, titular de las competencias de Extranjería, se encarga de iniciar los trámites, si no tienen los permisos en regla y tienen antecedentes, a iniciar el trámite de retorno a su país de origen. Los agentes españoles lo tienen más complicado con personas originarias de Rumanía o Marruecos, pero con Georgia los acuerdos bilaterales hacen más fáciles las expulsiones.

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Redada de los Mossos en el interior de uno de los bares de la Mina, en Sant Adrià de Besòs / GRS

Controles de paso y entradas en bares complicados

El refuerzo del Área Regional de Recursos Operativos (ARRO) en estos dispositivos permite a los mandos poder organizar controles de paso o inspecciones en locales que solo con agentes de Seguridad Ciudadana serían más complicados o más peligrosos. Dos equipos del ARRO de la región Metropolitana Norte han realizado durante la primera parte de la tarde un control en la entrada de la Catalana, por la carretera C-31, con inspección de vehículos y personas. Más tarde realizan patrullaje de reacción, por si los agentes necesitan apoyo. Arasa, patrullando, ve un coche de alta gama, matrículas francesas y dos ocupantes de nacionalidad pakistaní. Activa a los agentes del ARRO y pide que los identifiquen y los registren. Por tareas de investigación, saben que personas bajan desde Francia hasta la Mina para comprar grandes cantidades de droga que luego son exportadas hacia su país.

Cuando empieza a oscurecer, el inspector llama a replegarse a la comisaría de Sant Adrià, que está en el corazón del barrio de la Mina. Jordi Arasa tiene un encargo y una misión. Se ha organizado una entrada administrativa en uno de los bares del barrio. Tiene dos entradas, por la calle de Tramuntana y por la avenida de Manuel Fernández Márquez. Da las instrucciones a sus agentes y al sargento del ARRO y arrancan, dirección al bar. El reguero de incumplimientos de la normativa de establecimientos es largo, los agentes de la Guardia Urbana de Sant Adrià toman nota. Los agentes de los Mossos, equipados con cascos de protección, registran a todos los parroquianos.

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Un arma prohibida encontrada en el registro en uno de los bares de la Mina / GRS

A uno le encuentran un arma prohibida, una navaja mariposa, que queda intervenida. Durante la inspección administrativa, aparece un pariente de la propietaria, que al ser registrado por los Mossos, también termina denunciado por tenencia de drogas. La redada en el bar dura poco menos de 25 minutos, pero en ese tiempo mucha gente ya se ha concentrado frente al bar y los nervios van en aumento. Disponer de fuerza, con equipos del ARRO, permite a los agentes trabajar con más tranquilidad y hacer unas entradas que también permiten detectar posibles personas con órdenes de detención o que puedan portar armas blancas -como es el caso en este bar- o armas de fuego, como ha sucedido en otras entradas y registros.

Recuperar la Mina centímetro a centímetro

El trabajo no es fácil y necesita constancia. Recuperar y volver a controlar el 100% del barrio de la Mina, ya lo avisaba Jordi Arasa antes del briefing con todos los agentes que participan del Límit, que las soluciones no son solo policiales, pero es necesario que residentes y transeúntes, vendedores y compradores, sepan que deben respetar las normas, y ganar centímetro a centímetro el barrio, sobre todo por los vecinos que se ganan la vida de manera honrada y que la delincuencia también les genera sufrimiento. El jefe de la comisaría de Sant Adrià-Badalona y de la región lo tienen claro.

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El inspector Jordi Arasa delante de los agentes que forman parte del dispositivo Límit de los Mossos / GRS