Las carreteras catalanas siguen cobrándose vidas. Entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2025, un total de 69 personas han perdido la vida en 65 accidentes mortales en la red viaria interurbana del país, según datos del Servei Català de Trànsit (SCT). Esto supone una víctima más que en el mismo periodo de 2024, a pesar de que el número de accidentes con víctimas ha disminuido ligeramente. ¿El dato más alarmante? Que casi la mitad de los fallecidos eran motoristas, ciclistas o peatones, colectivos considerados vulnerables. Y que más de un tercio de las víctimas eran menores de 35 años.
Jóvenes y motoristas, los más vulnerables
El balance deja claro que los jóvenes siguen siendo uno de los colectivos más castigados por la siniestralidad viaria. Hasta 25 de las 69 víctimas mortales (el 36,2 %) tenían menos de 35 años: doce entre 15 y 24 años, doce más de 25 a 34, y una víctima menor de 14 años. Otra franja especialmente afectada es la de los conductores y pasajeros de entre 55 y 64 años, con quince muertos. De los 69 fallecidos, 31 pertenecían a colectivos vulnerables: 23 motoristas, cinco peatones y tres ciclistas. El colectivo motorista, una vez más, encabeza la lista negra. El SCT ha vuelto a hacer un llamamiento a la prudencia y al respeto en la carretera, especialmente hacia los más expuestos. Por su parte, el resto de víctimas mortales viajaban en turismos (27), camiones (6) y furgonetas (4).
Los meses más negros: marzo y abril
Aunque junio y mayo han sido de los meses con menos mortalidad viaria, con ocho y nueve muertos respectivamente, marzo se convirtió en el peor mes del semestre con dieciocho víctimas mortales. Abril no se quedó atrás, con 12 personas fallecidas. Esta irregularidad en el número de víctimas preocupa al SCT, que alerta de la volatilidad de la siniestralidad a pesar de los esfuerzos por reducirla.
De la sesentena larga de siniestros mortales registrados, veinte han sido accidentes simples, dieciséis choques frontales, doce colisiones laterales, siete alcances y cinco atropellos. Preocupa especialmente el aumento de las colisiones laterales y los alcances, así como los atropellos, que han incrementado ligeramente respecto a 2024. En cuanto al día de la semana, los sábados concentran el pico de mortalidad, con doce fallecidos, repartidos prácticamente a partes iguales entre días laborables (35) y fines de semana, festivo o víspera de festivo (34).
La AP-7, la carretera más mortal
La carretera AP-7 vuelve a encabezar el ránking negro de carreteras con más víctimas, con nueve muertos en el primer semestre. Le siguen la C-58 (6 muertos), la A-2 (4), y varias vías como la C-25, la C-16 y la N-II, con 3 víctimas cada una. Otras carreteras con dos muertos cada una son la C-14, la C-12, la C-62, la N-340 y la GI-555. En general, sin embargo, el SCT destaca la dispersión de la siniestralidad en toda la red catalana. Dos demarcaciones acumulan cerca del 77 % del total de víctimas mortales: Barcelona, con 33 muertos (catorce de ellos motoristas), y Tarragona, con veinte muertos, tres más que el año anterior. En Lleida, se han contabilizado 9 víctimas (seis de ellas en el Segrià), y Girona cierra el balance con 7 muertos. A pesar de los esfuerzos institucionales y las campañas de concienciación, la mortalidad en las carreteras catalanas no da tregua. Y este primer semestre de 2025 lo confirma: los colectivos más expuestos siguen pagando un precio demasiado alto por la imprudencia, la velocidad y la falta de respeto al volante.