El pequeño pueblo portugués de Anadia, a cien kilómetros al sur de Oporto, ha sufrido un desastre que podría considerarse de carácter bíblico, si no fuera una situación tan peculiar. Y es que las calles de este municipio se han visto completamente inundados de vino tinto, después de que unos tanques que contenían esta bebida explotaran en una bodega cercana, la Destilería Levira. El líquido corrió por todo el pueblo a gran velocidad, creando uno verdadero se río de que bajaba por las calles en pendiente, dejando a todos los vecinos boquiabiertos.

 

A punto de convertirse en un desastre natural

Los responsables de la destilería avisaron inmediatamente a las autoridades, que enviaron varias patrullas de la Policía Local y de los Bomberos. Y es que, más allá de convertirse en una curiosa anécdota, los miles de litros de vino que corrían por Anadia estuvieron a punto de ocasionar un desastre medioambiental, ya que el torrente de alcohol se dirigía hacia el río Cértima. Los bomberos tuvieron que evitar que eso ocurriera, y trabajaron a fondo para desviar esta singular riada.

Afortunadamente, no se tuvieron que lamentar ni daños materiales ni personal, y el vino quedó estancado y empezó a evaporarse. Este hecho sí que causó cierta alteración en la vida cotidiana de los vecinos, ya que la gran cantidad de alcohol acabó afectando al aire del pueblo. Por este motivo, desde el Ayuntamiento de la localidad suspendieron las clases en el colegio durante tres días, lo justo y necesario para recuperar la pureza del aire de Anadia.

Por su parte, la Destilería Levira ha asumido su responsabilidad en los hechos, así como los perjuicios ocasionados, ya que fue un error de seguridad lo que ocasionó que explotaran los barriles llenos de vino tinto, mientras la policía mantiene abierta una investigación sobre este suceso.