Un oso polar mata a una mujer y un joven en una remota aldea de Alaska (Estados Unidos). Primeramente, hay que decir que estos animales normalmente no atacan personas, por lo que se tiene que ver en perspectiva. Según informaron los biólogos del caso tras el incidente, este plantígrado mostraba signos de inanición. Es decir, muy probablemente se encontraba hambriento, lo que muy probablemente habría sido la motivación de la incursión en el pequeño pueblo próximo al círculo polar ártico y a la frontera marítima con Rusia. No obstante, tal como ha informado la Policía Estatal de Alaska, ha acabado con la vida de dos residentes en Wales, en la parte oeste del estado norteamericano, con poco más de 150 habitantes permanentes.

El animal persiguió a varios residentes antes de pillar a la mujer y al joven

"Los informes iniciales indican que un oso polar habría entrado en la comunidad y habría perseguido a varios residentes", han explicado las autoridades en un comunicado después del incidente, que se produjo este martes hacia las dos y media, hora local. El oso atacó a los dos mortalmente y, a pesar de los intentos de los residentes en la aldea de protegerse, no consiguieron evitar los decesos. "Un residente ha disparado y ha matado el animal cuando atacaba a ambas personas", ha sentenciado el comunicado público estatal. Los nombres y edades de la mujer y el joven fallecidos no han trascendido, de momento, a los medios de comunicación.

Las condiciones climatológicas actuales son mucho complicadas por las fuertes nevadas y ventiscas. Por ello, tanto las fuerzas de seguridad como el Departamento de Pesca y Caza de Alaska trabajan en estos momentos para viajar a la zona y averiguar e investigar las causas del suceso cuando el tiempo "lo permita". Pese a la brutalidad de las muertes entre la fauna de la zona, los ataques fatales de osos polares son poco frecuentes en el estado norteamericano. Como ya se ha dicho, suelen hacer incursiones entre los seres humanos cuando tienen mucha hambre o si sienten que deben proteger a sus crías. De hecho, la última vez que sucedió algo similar en Alaska fue en 1990, cuando un plantígrado acabó con la vida de un hombre más al norte de la aldea de Wales, en el pueblo de Point Lay.